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El Acueducto de Segovia

El campo, salvo para los grandes propietarios, sonaba a miseria, a atraso, a polvo, a estiércol, a barro

Manuel Pedreira Romero

Viernes, 9 de febrero 2024

¿A quién de vosotros le gustaría ser agricultor de mayor?, preguntó el maestro. Sobre la clase flotó incandescente la incredulidad. Aquella pregunta tenía trampa. Seguro. La respuesta era demasiado obvia, a nadie, así que la intención del maestro era turbia, perversa, destinada a dejar ... en evidencia al primero que abriese la boca, así que nadie respondió. Era como preguntarle a un niño si prefiere pizza o lentejas. Había gato encerrado. El campo, salvo para los grandes propietarios, sonaba a miseria, a atraso, a polvo, a estiércol, a barro, a nada que pudiese resultar atractivo para un chavea salvo que lo hubiese mamado desde la cuna, y a veces ni eso, o precisamente por eso, por haber visto a sus padres penar por las sequías, por el pedrisco, por las malas cosechas, por los precios míseros, por la incertidumbre.

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