Edición

Borrar

Más callado que en misa

Recuerdo el menú pero recuerdo también la rabia sorda y la impotencia, el odio y la sed de justicia, y luego la incomprensión y una pena vieja

Manuel Pedreira Romero

Viernes, 12 de mayo 2023, 23:04

Tengo muy buena memoria. Eso a veces es un don pero otras, un castigo. Soy capaz de aflorar recuerdos inverosímiles. El personal alucina cuando le menciono el estampado de la camiseta que llevaba puesta hace 12 años en una barbacoa que no pasó a la ... historia ni por las chuletas ni por las camisetas, pero yo me acuerdo del maldito estampado y dejo a la gente estupefacta. Recuerdo con una exactitud francamente inútil comienzos de novelas y finales de películas, clasificaciones del Tour o de finales olímpicas de natación, nombres de ministros de Felipe, segundos apellidos de compañeros ignotos del colegio y hasta la fecha del último palo cortado que me bebí en la Sabanilla. Cuando alguien celebra mi retentiva no tardo en sacarlo del ensueño demostrándole con pruebas lo infructuoso de mi memoria, y le conmino a releer la historia borgiana de Ireneo Funes y su vana y dolorosa memoria sobrenatural. De todos modos, mi fama y mis exhibiciones memorísticas han caído en desgracia por culpa de Google. Ya nadie me llama desde un bar a horas intempestivas para resolver una discusión sobre el terno que llevaba Manzanares cuando indultó el toro en Sevilla en 2011, o sobre la frase con la que Eddie 'relámpago' Felson felicita al Gordo de Minnesota tras aplastarlo jugando al billar. Toda esa casquería anda por Google y es fácil dar con ella. Mi prestigio sigue intacto pero en irremediable decadencia. Cada vez estoy más solo con mi memoria, abarrotada de anotaciones superfluas pero no siempre del todo inútiles.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal Más callado que en misa