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La almohada de la Moncloa

Manuel Pedreira Romero

Viernes, 26 de abril 2024, 23:15

Pues chato, tres días y aquí no pasa nada. Me he dado un garbeo por el barrio y todo sigue normal en apariencia. Será eso, en apariencia. Por debajo seguro que corre un río subterráneo de incertidumbre que nos empezó a empapar los pies la ... tarde del miércoles y que pasado mañana nos va a dejar con el agua al cuello, al borde de la asfixia. El personal pone cara de póquer pero a mí no me engaña. La angustia nos muerde el alma, la desazón carcome el ánimo del más pintado pero todos fingimos indiferencia. Uno confiaba en que la carta de Pedro sacudiría nuestras vidas hasta llevarlas al paroxismo en un sentido o el contrario, pero resulta imposible detectar ni la zozobra ni la efervescencia. Es que nos pinchan y no sangramos. Literal. He probado con una señora que paseaba a un caniche al lado de Neptuno. La he abordado con cara de loco, le he preguntado por lo de Pedro y, en vista de que me ha contestado con evasivas, le he dado un tajo con un machete y nada, la mano ha caído al suelo como una cáscara de plátano pero ni una gota de sangre. Confío en que fuese de ortopedia. No me he quedado a comprobarlo.

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