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Queso de ministro

Cuánto daño ha hecho Barrio Sésamo a toda una generación de políticos españoles que hablan como Epi y Blas

Manuel Pedreira Romero

Viernes, 14 de junio 2024

El jueves de la semana pasada estaba dentro de la cueva cuando vi entrar a un fantasma. Iba de blanco, como corresponde, pero sonreía. No daba miedo. Si acaso transmitía una pesadumbre difusa, como una tristeza sin decidir. La fantasma (era mujer) entró y salió ... varias veces de la cueva, atareada, lidiando con los asuntos propios de su naturaleza, hablando por teléfono, dialogando con los muertos, diseñando un final sin fin. Pero todo esto lo he sabido después. Entonces, el jueves, simplemente estaba echando una caña con un amigo en La Cueva del Zaidín, la del Palacio de Deportes, cuando apareció Yolanda Díaz, que venía con gente de su partido a refrescarse el gaznate después de pedir el voto a los granadinos con el éxito acostumbrado. Menos de una semana después, la hecatombe. Yolanda anunció el lunes su marcha con una comparecencia cerrada, sin preguntas, al más puro estilo de la vieja nueva política. Yolanda. Eternamente a punto de nada. Con el ademán profesoral siempre presto. Perorando sobre lo obvio como si el auditorio fuese idiota. Cuánto daño hizo Barrio Sésamo a toda una generación de políticos españoles que hablan como Epi y Blas y cuyo córtex cerebral es de fieltro.

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