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Soplar y sorber

¿Por qué, Carmen? ¿Por qué? Después de toda una vida juntos te largas sin un adiós

Manuel Pedreira Romero

Viernes, 16 de febrero 2024, 23:09

Fuera llueve. Por fin. El viento mueve las ramas de los árboles que veo desde mi ventana. Es de noche y solo se escucha el repiqueteo lúgubre de la lluvia contra el suelo, los coches y el paraguas de algún despistado que sigue en la ... calle a esta hora. Vuelvo al teclado y a la pantalla y a su resplandor mortecino que cuaja de sombras las paredes de la habitación. La casa duerme y suena bajito la sonata para piano número 14 de Beethoven, que por un azar inexplicable me acompaña en la redacción de estas letras en comunión absoluta con mi estado de ánimo, triste y perplejo. Solo el azar puede ser el responsable de que esa melodía salga por el altavoz pues tengo por costumbre inspirarme en los ritmos y las letras de Saiko y Lola Índigo cuando me pongo a facturar esta pieza sabatina. El vaso de whisky completa el cuadro. Falta la pipa.

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