El legado del agua
Una propuesta más para la capitalidad cultural
Manuel Titos Martínez | Javier Piñar Samos | Miguel Giménez Yanguas
Sábado, 30 de noviembre 2024, 23:05
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Manuel Titos Martínez | Javier Piñar Samos | Miguel Giménez Yanguas
Sábado, 30 de noviembre 2024, 23:05
La circunstancia de haberse conservado dos molinos medievales alimentados por el primitivo cauce de la Acequia Gorda, que son de propiedad pública y se hallan restaurados, permite abrigar la esperanza de que tal conjunto pudiera convertirse en epicentro de un proyecto cultural en torno a ... la memoria y el legado del agua, a la altura de esa capitalidad a la que aspira Granada en 2031.
El Centro Cultural Casa Molino Ángel Ganivet, dependiente de la Diputación de Granada, acoge hasta finales de febrero la exposición 'La energía hidroeléctrica en la provincia de Granada', en la que se aborda una de las manifestaciones más contemporáneas en el uso tradicional de los recursos hidráulicos. Se pretende con ella contribuir a rescatar una pequeña fracción de esa memoria que nos ha legado el agua. Las casi cien piezas que se muestran, cedidas para la ocasión por el ingeniero Miguel Giménez Yanguas, ilustran el nacimiento y las distintas etapas de la producción de energía hidroeléctrica en la provincia, así como las aplicaciones que se le dieron en cada momento.
La exposición, que responde a una petición expresa del área de Cultura de la Diputación para desarrollar un proyecto que tuviera íntima conexión con el origen y la historia de la casa donde se ubica, no es sino el arranque de un proyecto que podría prolongarse con otras propuestas de similar formato y que abordaran, por ejemplo, el discurrir histórico y territorial de las Acequias Gorda y de Aynadamar, las baterías de molinos, batanes y otros ingenios, las redes hidráulicas de otras comarcas de la provincia, los embalses, la agricultura irrigada y sus grandes ciclos de cultivo basados en el cáñamo, la remolacha, el tabaco o la caña de azúcar, etc.. Cada una de ellas rescataría una parte de esa memoria plural que tan importante ha sido en Granada y la provincia.
Se trata de un proyecto de largo recorrido que enlaza pasado y presente a través del agua. Posiblemente el ingrediente y motor más determinante que ha modelado los diversos paisajes culturales existentes en la provincia de Granada sea el agua y los múltiples aprovechamientos de que ha sido objeto. A lo largo de siglos, sus diversos usos han generado todo un patrimonio material e inmaterial que urge conocer, recuperar y proteger.
Uno de esos paisajes culturales se encuentra en la misma ciudad, albergando un conjunto de canalizaciones, espacios y edificaciones en torno a la Cuesta de los Molinos. Y pocos sitios como este pueden ser más idóneos para profundizar en el conocimiento del legado del agua, porque a lo largo del recorrido de la acequia Gorda y alimentándose de su caudal, se desarrolló un mundo de actividad industrial de sorprendente vitalidad, que comprendía no solo molinos, sino fábricas de harinas, tejidos y papel movidas por agua, fundiciones y pequeñas centrales eléctricas. Casi todo ha desaparecido a lo largo del siglo XX, pero aún sobreviven los molinos del Marqués y de la Sagra y la propia acequia Gorda.
El molino de la Sagra o de Ganivet, adquirido por la familia del escritor en el siglo XVIII, dejó de funcionar como tal en 1925. En los años ochenta fue adquirido por la Diputación y, una vez reconstruido, pasó a formar parte de la vida cultural de Granada con diferentes orientaciones. Hoy alberga una biblioteca, sala de exposiciones y salón de actos, esto es, la infraestructura básica para dar soporte a un proyecto cultural vinculado a sus orígenes.
Antes de entrar en el mismo, el agua daba vida a los mecanismos del molino del Marqués, que se encuentra colindante. Sus orígenes se remontan al siglo XIII, fue ampliado en el siglo XIX y se mantuvo en funcionamiento hasta 1970, conservando sus cinco cárcavos de piedra y la mayor parte de sus instalaciones originales para la molienda. Desde 2009 es propiedad del Ayuntamiento de Granada, que lo restauró tras un primer expolio, aunque actualmente permanece cerrado a los ciudadanos, sin bien abierto al vandalismo y sometido a un progresivo deterioro y un uso tan incierto como indefinido.
Bajo ambos discurría la acequia Gorda, hoy un canal seco, pero con posibilidades de que por él pueda volver a discurrir en un futuro parte del caudal que hoy circula entubado, así como un interesante conjunto de canalizaciones y partidores para manejar el agua a conveniencia de los molineros. Todo ello constituye un espacio continuo, que flanquea con edificaciones y jardines el generoso cauce.
Pensamos que es en la conjunción de ambas instalaciones donde este proyecto cobra pleno sentido, porque los dos molinos, ambos de propiedad pública, en buen estado de conservación, con un uso cultural asignado a uno de ellos, restaurado aunque cerrado el otro, e insertos en un conjunto administrativo y de gestión que debería hacer fáciles los trámites de cooperación y funcionamiento, podrían convertirse en una casa, museo, centro de interpretación del agua o como quiera que se le llame, para hacer patente la importancia que el legado del agua ha tenido para la ciudad y la provincia de Granada. Basta con que la Diputación de Granada y el Ayuntamiento de la ciudad tomen la decisión de colaborar en un único y sugerente proyecto.
Se trata de una movilización cultural que necesita más voluntad política e ideas que recursos. Contamos con los dos molinos, con la acequia y la valiosa documentación de los archivos históricos de Granada y otros municipios de la provincia; también con el patrimonio documental, científico e industrial de Miguel Giménez Yanguas relacionado con temas hidráulicos. Y podría sumarse a ello la experiencia de la Fundación Agua Granada, que podría ser una cooperante eficaz.
En un reciente reportaje de IDEAL, Pilar Aranda abogaba por la oportunidad que representa la aspiración de Granada a ser Capital Europea de la Cultura en 2031 para la recuperación de antiguas instalaciones industriales capaces de convertirse en contenedores culturales asociados al conocimiento, que es la más importante baza de Granada en esta carrera: la cultura asociada al conocimiento.
Nos consta la buena acogida con la que algunas de las instituciones y personas implicadas han recibido esta propuesta que, no exenta de dificultades, requiere más voluntad que recursos y, por oportunidad y justicia, merecería ser considerada dentro de los proyectos con los que Granada pretende conseguir ser centro de la cultura europea dentro de seis años.
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