Relacionar la manzana con el «fruto prohibido» del Génesis es un hecho pero ¿podría tratarse de un error de traducción? Este concepto viene vinculado a los textos de la Biblia, donde a Adán y a Eva se les presenta el fruto prohibido y se relaciona ... la manzana con el pecado original. Pero, cuando en el año 382 se le encarga a Jerónimo de Estridón la traducción de la Biblia al latín, algunos textos originales en hebreo, generan dudas. En el Génesis, Dios indica a Adán y Eva que no deberían comer del fruto del árbol del bien y del mal. El término 'mal' se tradujo como 'malum' que puede significar 'mal' o 'manzana. Al vincularse con un fruto de un árbol, el significado se popularizó como 'manzana'. Durante el Renacimiento, muchas obras de arte representaron este pasaje con Eva comiendo una manzana, ayudando a arraigar el concepto de que la manzana era el fruto prohibido.
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Para muchos historiadores lo que se considera emblemático cuando se habla del pecado original y de la expulsión del Edén es que el misterioso fruto que Eva cogió por invitación de la serpiente y que luego ofreció a Adán, fuera un higo. Una vez que abrieron los ojos, los progenitores se cubrieron con hojas de higuera (Génesis 3:7): se infiere así que habían utilizado las hojas del árbol del que habían recogido el fruto. La higuera es un árbol que siempre ha estado ligado al Mediterráneo y su fruto ha sido uno de los primeros cultivados por el ser humano.
En la cultura mesopotámica lo calificaban como el árbol del conocimiento. Mantenían que los numerosos granos que contiene el higo simbolizan la unidad y universalidad del conocimiento del ser humano. A este fruto se le asocia con la abundancia, la fertilidad, la iniciación sexual y la buena fortuna. En el Imperio Romano, Rómulo y Remo fueron amamantados por una loba bajo la sombra de una higuera que el botánico romano Cayo Plinio el Viejo en el año 29 d.C. la define como el árbol sagrado de la vida por excelencia.
Para los helenos, los higos eran símbolo del honor y el vigor, por eso en los primeros Juegos Olímpicos, los atletas eran coronados con hojas de higuera y como premio les entregaban higos para comer. Durante la fiesta de Baco, los guerreros portaban un falo tallado con la madera de la higuera, y las jóvenes se adornaban con higos cortados de forma longitudinal, siguiendo el estilo de los antiguos grabados que presentan a la diosa Demeter, diosa madre o diosa de la agricultura, con higos cortados en mitades.
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Cleopatra tampoco se libra del relato de esta fruta, ya que fue envenenada por un aspid que llegó a ella en un cesto de higos. Hay leyendas expresivas como las que narran que Buda, cuando se encontraba bajo la sombra de una higuera, percibió la revelación que lo encaminó a fundar el budismo. La higuera en la India también es árbol sagrado que representa la fuerza y la vida así como el conocimiento adquirido tras la meditación. En países del Mediterráneo, el poder de una casa se medía por la cantidad de pan de higo que acumulaban las familias. Más tarde, en 1532 la higuera llega a América de la mano de Pizarro, quien ordenó que cada familia pudiera sembrar una.
En el siglo IV d.C., el Papa Dámaso I fue el responsable de ordenar la traducción de la Biblia del hebreo al latín, la Vulgata, y el responsable de dicha tarea fue Jerónimo de Estridón que no lo manejaba a la perfección, con lo cual cometió un error significativo en el capítulo 3 del Génesis que marcó una interpretación.
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Dios decidió probar la fidelidad y obediencia de Adán y Eva. Les dijo que comieran de todos los frutos de los árboles del Paraíso excepto de uno que les produciría la muerte si lo hacían. La serpiente representa el mal para tentar a Eva, quien acaba comiendo del fruto prohibido: una manzana. Luego le da de comer a Adán y como resultado, los dos terminan siendo expulsados del Paraíso. El Génesis jamás nombra una manzana, simplemente se refiere a «la fruta». Confundió algunas palabras, siendo el más importante de los errores el que tenía que ver entre el sustantivo 'malus' (manzano) y el adjetivo 'malus' (mal). Jerónimo utilizó erróneamente el término 'mal' por 'manzana', de forma que el vulgo que empezó a leer la nueva versión de la Biblia ignoró las escrituras originales hebreas y se quedó con la manzana como fruto.
Lo curioso es que la Iglesia, sabedora del error que cometió San Jerónimo, nunca se pronunció al respecto, por lo que la manzana se convirtió en el famoso fruto de la perdición del que se siguió hablando durante siglos.
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¿Cuál es, pues, el fruto prohibido de la Biblia? Se trata más bien del higo. La razón principal, según especialistas documentados, es que Adán y Eva probablemente se ubicaban en Irak, una zona en la que las manzanas no crecen naturalmente y además, porque los judíos identifican al fruto prohibido con esta planta.
Otro postulado propuesto por Tertuliano en el siglo II d.C. dicta que Adán y Eva cubren sus partes íntimas con hojas de higuera, y además este árbol es mencionado en varias ocasiones en la Biblia con connotaciones negativas. Una de ellas ocurre cuando Jesús maldijo una higuera que no daba fruto, aunque la más memorable es la de Judas, en que se ahorcó.
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