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Ángel Iturbide
Periodista
Sábado, 5 de abril 2025, 23:31
Qué bien se lo debe de estar pasando el presidente de los Estados Unidos de América. Esos estados que van a ser grandes de nuevo, de los que nadie se volverá a reír y que dejarán de ser unos 'pagafantas' para volver a situarse en el centro del mundo y hasta del universo. Todo ello gracias a Donald Trump, su presidente al que votaron millones de americanos que quieren volver a pertenecer a una nación enorme de la que nadie se mofe, porque las riendas vuelven a estar en sus manos y a partir de ahora no habrá humano y nación que se aproveche de su generosidad impidiendo que le vendamos más de lo que le compramos con lo que su balanza comercial se tornará en positiva; al tiempo que la justicia económica caerá sobre todos sus ciudadanos americanos, grandes y libres, todo gracias a su presidente que ya está pensando en cómo burlar la enmienda 22 de su constitución con el fin de poder acceder a un tercer mandato allá por las elecciones presidenciales de 2028, aunque el hombre ya tendrá en esos momentos 82 años, pero que seguro que se encontrará como un chaval por la gracia de dios, el mismo dios que le protegió de la bala asesina que le rozó la oreja; del mismo dios que fue a protegerlo y se olvidó del bombero que se encontraba detrás y que recibió el proyectil cuando intentaba proteger a su familia. Pero Trump también es un disfrutón. En su salsa se le veía el miércoles cuando anunció aranceles para todos, incluida una isla en la que sólo viven pingüinos, menos, se supone, que para el dios que lo protegió de la bala asesina. Y el resto del mundo se echó a temblar. ¿Todos? No, porque sin aranceles se quedaron Rusia, Corea del Norte, Cuba y Bielorrusia. Paradójicamente aquellos países que fueron enemigos de EE UU en tanto que comunistas. O sea que EE UU ahora es procomunista, podría decirse. Disfrutón a tope.
Y al otro lado del Atlántico y en otros muchos lares todos temblando porque la guerra comercial del presidente americano nos pasará factura a todos. A todos, incluidos los propios ciudadanos USA. Pero es que Trump lleva disfrutando desde el 20 de enero, día en que puso en marcha la mano sísmica para firmar decretos y más decretos como si la raza humana estuviera a punto de extinguirse, aunque llegados a este punto, quien sabe. El americano disfrutón se lo está pasando bomba. Llegó el día de la liberación (Liberation Day) y Trump accionó su catarata de aranceles. Y eso es ahora lo importante. Se olvidó de la guerra en Ucrania. De Putin, ese que no le acepta la tregua y va poniendo condiciones antes de terminar su invasión ucraniana, al tiempo que sigue bombardeando por aquí y por allá. También se olvidó del resort de lujo en el que quiere convertir la franja de Gaza obligando a sus ciudadanos a abandonar su tierra y como no parece que le hagan mucho caso y aspiren, insolentes, a quedarse allí ya está Netanyahu para bombardear lo que ya no queda en pie; matar y matar inocentes con sus bombas o de hambre y enfermedad que tampoco está permitiendo la entrada de comida y medicinas. O se olvidó de seguir construyendo el muro entre México y Estados Unidos para que no entren los inmigrantes, aunque para muro el arancelario a lo largo de todo el perímetro del país. Y parece que se ha olvidado de otras promesas electorales. Pero no, no nos engañemos porque sus planes siguen su curso aunque lo hagan sin tanto eco mediático como hasta ahora. Porque ahora estamos centrados en los aranceles.
Pero aquí estamos ocupados en otras cosas más mundanas. Lo de los aranceles nos preocupará cuando nos toquen el bolsillo, cuando la economía mundial entre en recesión, cuando los problemas nos asfixien, pero eso aún no ha llegado, así que tranquilos. Porque en el fondo nos va la marcha. Ahora estamos preocupados, la Casa Real a la cabeza, porque a la princesa Leonor la han fotografiado en bikini. ¡Válgame dios qué impostura! La joven guardiamarina en su tiempo libre se fue a la playa con sus compañeros y la fotografiaron y la Casa Real se ha rasgado las vestiduras. Una joven de 19 años tiene que hacer cosas de jóvenes de 19 años y el ir a la playa es una de ellas. Pero también bailar, divertirse, enamorarse, reírse, ligar… lo mismo que hemos hecho todos. A mí me tranquiliza que Leonor vaya a la playa y luzca su bikini y que la futura reina de este país disfrute como hemos disfrutado los plebeyos de sus súbditos.
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