En estos días hemos conocido los informes anuales que han elaborado los Defensores del Pueblo de España y de Andalucía. La base de sus contenidos proviene de las quejas que han ido llegando en gran número por parte de la ciudadanía, pues se ha notado ... un incremento considerable con respecto a los años anteriores. Estos informes nos dicen con bastante claridad qué asuntos preocupan a esa ciudadanía que no siempre encuentra los cauces para solventar sus problemas cotidianos. Más aún, son los que de verdad preocupan a las personas, aunque nadie se acuerde de buscarles solución.

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Por lo tanto, me permito recomendar a nuestros próceres que hagan el favor de estudiar con cuidado todas y cada una de las páginas de esos informes, que están disponibles en las webs oficiales. Como decía un colega que los ha comentado en los periódicos, se pueden dar «un baño de realidad» leyendo lo que de verdad importa a los votantes y los reproches que hacen a las gestiones de las diferentes administraciones. Aquí no se trata de ideologías, o promesas hechas en campañas electorales, ni de acusaciones recíprocas, al estilo de lo que hacen los diputados, de nivel tan bajo, que nos preguntamos a menudo si de verdad se sienten que actúan en nombre de sus paisanos y si se preocupan para contribuir a que España y cada uno viva un poco mejor. Por otra parte, muy molesto debe estar alguien que decide escribir, con pelos y señales, lo que piensa, siente y reclama, porque ya se ha hartado de que sigan las exasperantes situaciones, sin que nadie sea capaz de mejorar la vida de los ciudadanos.

A falta de informe del defensor de la ciudadanía granadina, podemos centrarnos en el realizado en Andalucía, con la dirección de Jesús Maeztu Gregorio de Tejada, profesor universitario, sacerdote y activista, que ocupa el cargo desde 2013, elegido con la aprobación de todos los grupos políticos. Lo cual indica que debe conocer muy bien cuáles son los puntos débiles y los fuertes de nuestra vida ciudadana andaluza, lo que se hace evidente si tenemos en cuenta su trayectoria vital. Ya digo, lo ideal es leerse todo el documento, que si bien está escrito con moderación y hasta con frialdad, hace visible una Andalucía que no siempre aflora como sería de justicia.

Pues bien, este último año ha habido un récord de más de 15.000 consultas atendidas y en total 30.000 actuaciones, casi todas son reclamaciones en torno a la sanidad, la dependencia y los servicios sociales, como por ejemplo, quejas por las dificultades para acceder al Ingreso Mínimo Vital. También han detectado la preocupación por la salud mental. El Defensor tiene sus propios planes y compromisos, como el Plan de Igualdad, y otros. Y me quedo con la frase final del Prólogo del mencionado informe: «No podemos asumir como normal lo inaceptable». Gracias, señor Maeztu!!

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