Quizá porque las noticias de cada día se van sustituyendo y nos obligan a olvidar lo anterior para dar sitio a lo nuevo en nuestros maltrechos cerebros, me parecen muy útiles los recuentos que hacen los periodistas en los diferentes medios, en estos días primeros ... del año. Algo así como un balance sobre lo que hemos conseguido, lo que salió bien, los problemas que siguen sin resolverse, año tras año, los proyectos que también esperan que los próceres del ramo encuentren el camino para convertirlos en realidad… y así.
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Estas listas de asuntos pendientes, pero también de éxitos y de esperanzas, siempre me han parecido un buen ejercicio de memoria para todos, empezando por quienes tienen la obligación de llevarlos a cabo, me refiero a las instituciones de las diferentes administraciones y quienes las regentan.
No son pocos los asuntos que han salido a relucir en las aludidas listas, lo cual en general sería una señal de que Granada despega, que tiene proyectos en muchos campos de actividad, que parece que estamos encontrando el camino. Pero hay también una parte sombría en las cuestiones que siguen arrastrando una lentitud exasperante desde hace decenios.
Digamos en primer lugar que se podrían encuadrar en la categoría de 'lo que se mueve': el acelerador de partículas, la ampliación del metro, las conducciones de Rules, la variante de Loja, para conseguir un nuevo tramo de una alta velocidad auténtica, no el quiero y no puedo que tenemos hasta el momento. Se incluye también el llamado corredor mediterráneo que al parecer está en la fase de elaboración de los proyectos para la línea Granada-Almería, cosa que produce una pequeña esperanza. Todas estas históricas tareas pendientes, estarían ya en fases que permiten que se acerquen a la realidad, eso sí, con una lentitud muy pesada, a base de pequeñas dosis de asignaciones en los presupuestos de las varias administraciones.
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En otro apartado debemos colocar lo que todavía está en el aire y lejos aún de convertirse en hechos consumados. Tal es el reclamado soterramiento de las vías del tren, que nadie entiende que se haya conseguido en otras ciudades y aquí parece que se resiste por alguna razón no explicada. Algo semejante ocurre con la necesidad de encontrar una solución a que nuestra preciosa costa tropical se vea cada invierno en la misma situación de pérdida de las playas motrileñas, y llevar camiones con arena de prisa y corriendo para salvar las temporadas turísticas a falta de soluciones más definitivas, como los espigones que se ha conseguido en otros lugares no muy lejos de las playas granadinas y perdonen que vuelvo a utilizar el mismo argumento de por qué a unos sí y a otros no.
Y al final, pero no menos importante, podemos anotar una de las aspiraciones históricas granadinas que podría estar en la posibilidad de alcanzar la categoría de capital cultural Europea, que hemos ido atrasando ante la escasa implicación de las instituciones y que ya va por 2031. Ya hemos demostrado que somos capaces de organizar grandes eventos internacionales. Tendremos que estar atentos sobre los pasos que se van dando al respecto.
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