No cabe la menor duda que ha sido una semana brillante para las mujeres deportistas en nuestro país en general y en nuestra provincia en particular. Y ha sido una verdadera desgracia que la irrupción de un mandamás machirulo, con sus vergonzosas pseudo explicaciones, haya ... copado los telediarios y demás medios de comunicación, precisamente cuando estamos celebrando los triunfos que las mujeres deportistas han logrado.
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Granada ha estado presente, pues Esther González, que es de Huéscar, ha conquistado el Mundial de Fútbol con su selección, María Pérez, de Orce, ganó el oro por segunda vez en el Mundial de Atletismo, esta vez celebrado en Budapest. Y como contrapunto, es de Motril ese directivo que ha hecho un alarde sobre lo que no hay que decir ni hacer cuando se pretende celebrar un éxito que es de los demás, como si fuera propio.
Pienso que no somos conscientes de todo lo que tuvieron que luchar para llegar tan alto, marcando historia, porque es bien sabido que, a pesar de los avances, las mujeres por serlo tenemos un plus de esfuerzo en todos los ámbitos, especialmente en las actividades deportivas de élite, hasta conseguir los triunfos y el reconocimiento de la sociedad. Y están demostrando que les sobra talento, constancia, capacidad de integrarse en equipos, no rendirse ante las dificultades, cuando las cosas se ponen en contra…
Es oportuno valorar especialmente lo que han conseguido las futbolistas, precisamente en ese ámbito donde han entrado definitivamente y sin marcha atrás. Aunque las comparaciones son odiosas, podemos preguntarnos cuántos años necesitó el fútbol español masculino para ganar un mundial.
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Las mujeres han conquistado un nuevo ámbito que parecía inexpugnable, precisamente porque allí, en el fútbol, parecen concentrarse todos los tics del machismo aún vivo y coleando en nuestra sociedad. Y lo están haciendo limpiamente.
He recordado estos días un trabajo que hicimos varios años con mi alumnado de Periodismo en la ESCO, analizando cómo aparecían las mujeres en los medios de comunicación, cómo estaban ausentes en casi todos los campos, pero especialmente en la prensa deportiva en general y en las páginas dedicadas al fútbol en particular. Aparecían en las noticias en un porcentaje no superior al 3%, se trataba casi exclusivamente de las esposas, madres, novias de los futbolistas, modelos, actrices, ocupando contraportadas. Eso era todo. Existían equipos de fútbol femenino en todo el país, pero eran invisibles y si aparecían eran como una especie de rareza insólita. De hecho, varias de mis alumnas practicaban este deporte y les parecería imposible lo que está sucediendo ahora y cómo los estadios se llenan y las aficiones tienen en cuenta a los equipos femeninos. Otra cosa es el asunto de las remuneraciones, ostensiblemente más bajas para las mujeres, con la torpe excusa de que el dinero va a los equipos masculinos, pues si bien son necesarios los buenos deportistas, que atraigan a miles de espectadores, el fútbol es sobre todo un enorme negocio y lo que cuenta es el dinero que genera. Pues bien, el fútbol femenino lo va a conseguir, y seguramente aportará otra manera de demostrar los enfados, las alegrías, respetuosa y moderada y vencerán al torpe machismo que tanto está dando que hablar.
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