Estamos viviendo tiempos difíciles, donde abundan los enfrentamientos, las manifestaciones de odio y rechazo, el uso de palabras gruesas para definir lo que hacen los demás, las ofensas continuas. Cunde el desencanto de las sociedades y muchos ciudadanos se alejan de la política, dejando el ... campo libre a las exageraciones, cuando no a las mentiras.
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Quienes reflexionan y observan y no se dejan obnubilar definen la situación como una polarización, cuya consecuencia es la pérdida de la perspectiva de la totalidad: la realidad consiste en lo que yo considero que es. Esto no es nada nuevo, se puede decir que ha existido siempre la polarización, o más bien la polaridad. La novedad es el impacto emocional que se dispersa por las llamadas redes sociales que difunden imágenes, frases cortas, que utilizan sin pudor para agitar y ofender.
En ese mar pestilente navegan los continuos ataques a la verdad, que en realidad parece que no le interesa a nadie, porque lo que se busca es impresionar, para que los otros hagan lo que interesa a los grupos enfrentados. La novedad es que parece que hemos perdido cualquier referencia al respeto a la dignidad entre los seres humanos. Y así no se puede vivir, porque la diversidad es una regla más que comprobada y ya sabemos lo que sucede cuando se hace prevalecer una ideología sobre todas las demás.
Ante estas situaciones que conocemos y sufrimos, surgen voces que piden un cambio de rumbo, una catarsis colectiva que lleve a una posible regeneración, que reclaman algunas voces. Confieso que no soy optimista sobre nuestras posibilidades de conseguir un consenso, que pudiera lograr sanar las heridas que se han ido infringiendo mutuamente los contendientes y sus seguidores. Pero hay que hacer algo, por lo menos pensar y cambiar.
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El primer paso es respetar las opiniones ajenas, estar abiertos a escuchar sin juzgar y no aceptar opiniones que utilicen los artilugios que inventa la mentira, es decir, practicar la tolerancia. Después, ejercer un cierto y sano escepticismo ante las noticias que circulan por internet y las redes, especialmente las que proceden de pseudo periódicos cuyos contenidos están dirigidos para intoxicar a sus crédulos lectores. Todo ello sin dar por válido cualquier argumento a priori, pues sabemos que detrás de muchas informaciones que parecen objetivas se esconde una programación diseñada para engañar.
Lo he dicho otras veces en esta columna, pero es que antes de ponernos a injuriar o acusar es fundamental que sepamos ponernos en el lugar de los demás especialmente cuando son víctimas. Un poco de piedad por el dolor ajeno nos hace mejores personas.
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Todos queremos que nuestras opiniones se respeten y que lo que proponemos se acepte, pero si no es así, escuchemos a Voltaire: «La tolerancia es el único remedio para la diversidad de opinión». Y dijo también el filósofo: «El mejor gobierno es una benevolencia sabia».
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