Cuando, hace años, algunos compañeros nos prejubilamos de nuestro trabajo en Radio Nacional de España, en Almería, nos despedimos con el propósito de mantener el vínculo que nos había unido como periodistas. Pero al pasar el tiempo, ya se sabe, sólo recordamos, de vez en ... cuando, aquellos momentos cuando nos encontramos casualmente por alguna calle de nuestra ciudad. Otros no están.
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Pero hay uno que sigue aquí, aunque su mente esté en otro lugar. Vive feliz en la residencia a la que su familia, buscando lo mejor para él, le ha trasladado. Tiene alzhéimer. Está muy feliz porque dice que ese lugar donde ahora reside es la radio; su emisora de siempre donde realiza los programas que cree oportunos. Allí, las enfermeras y demás personal del centro son colaboradores en programas de calidad sobre política, agricultura, gente de Almería…
Cuando algún amigo le visita, le cuenta lo bien que está y cómo hace su trabajo. Y enumera, uno por uno, todos los compañeros que tuvo con sus nombres y apellidos. Su cerebro se ha quedado en aquella emisora de la Plaza de San Fernando, ahora de la Administración Vieja, donde, en los años sesenta, no existían las entrevistas por teléfono, donde en los boletines de noticias sólo se contaban los viajes del gobernador a la provincia o algún suceso ocurrido en cualquier calle. Se leían también la entrada y salida de buques, como si eso fuera de alguna trascendencia. Pero había que rellenar cinco o diez minutos. Y por supuesto, eran obligatorias las conexiones con los diarios hablados de RNE. Y temíamos todos a la censura.
Puede que a él le haya quedado alguna neurona nostálgica que se niega a dimitir del recuerdo. Físicamente está bien. Pasa el día mirando algún programa de televisión. Da igual la cadena, da lo mismo lo que digan. Él no puede perder mucho tiempo en eso porque tiene que atender la emisora que montó en cuanto llegó a su residencia y cuyos mensajes perdidos en su mundo pueden llegar a las gentes de buena voluntad.
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Y lo mejor es que a esta radio pirata que ha instalado mi amigo no habrá ningún poder establecido que pueda ponerle una sanción.
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