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Opinión

El castillo del lápiz

En un punto final cabe el ser humano, que se lo digan a los periodistas de Núremberg

Marta San Miguel

Domingo, 21 de abril 2024, 20:42

Será cosa del olor a nuevo de los cuadernos con el blanco sólido, o los bolígrafos con la punta sin usar, que al entrar en una papelería uno saliva como si estuviera atravesando el comedor de un Michelin. Pocas cosas hay tan afectivas como el ... material de papelería porque está hecho para contarnos. Sin embargo, un lápiz no es solo un objeto, sobre todo los de la marca Faber-Castell, porque a pesar de su sencillez y la connotación casi infantil de su concepto, detrás de su mítico logo hay un pedazo de la historia de la humanidad y el precio de contarla. El verdadero castillo al que sacamos punta existe y está en Baviera, en un pueblo muy cerca de Núremberg. Y fue allí, como cuenta el historiador Uwe Neumahr en 'El castillo de los escritores', donde se alojaron más de 250 periodistas de todo el mundo para contar los juicios contra el nazismo tras la Segunda Guerra Mundial.

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