El reciente crimen machista de Benalmádena vuelve a situar en el centro de la polémica las decisiones judiciales en los casos de violencia de género. ... Del mismo modo, se vuelven a repetir idénticos errores sin que se orqueste organismo alguno para evitar más negligencias en lo sucesivo. La jueza del juzgado de Benalmádena –no cualquier juzgado, uno muy concreto que tenía ya fama de sentencias ´blandas´- no vio o no quiso ver el peligro que se cernía sobre la vida de la víctima, una mujer que deja cuatro hijos huérfanos; siendo tres de ellos menores de edad. Esto es un verdadero drama y, como ella, se han quedado otras muchas mujeres en el camino o sus hijos e hijas por una pésima decisión judicial. Y ahora, ¿qué? Pues nada. La jueza seguirá con su toga y la víctima muerta, estado en el que se veía –y por eso avisó- si no le quitaban de en medio a su agresor. Y tenía razón. Suplicó ayuda a un sistema que nos ha vuelto a fallar a las mujeres.
El corporativismo judicial se escuda en decir que no existía violencia física –aunque algunos medios aseguran que sí hubo-, pero a estas alturas, ¿de verdad que no hemos aprendido que las mujeres son asesinadas después de haber sido víctimas de agresiones verbales y que no son necesarios palizones para ser una víctima? En la denuncia, la asesinada relató haber sufrido amenazas, coacciones y vejaciones por parte de su agresor, ahora verdugo.
La Fiscalía sí solicitó orden de alejamiento, pero luego no recurrió la decisión judicial de no concederla. Ahora, la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género está recabando los datos para aclarar, entre otras cosas, por qué no se tomaron las medidas necesarias para darle mayor protección, para intentar haber salvado la vida de la víctima. Y, si después de analizar todas las circunstancias del caso se comprueba que quien falló fue exclusivamente la jueza, ¿se le aparta de los casos de violencia machista? ¿Tendrá que resarcir, de alguna manera y si es que es posible, a la familia de la mujer que deja, insisto cuatro huérfanos? Si un edificio se cae, se buscan responsables; si un enfermo muere sin necesidad, se buscan responsables, pero si un hombre mata a una mujer pese a que existen amenazas y violencia machista, aquí nadie es responsable. Está claro –dejemos a un lado ya los eufemismos- que la vida de esta mujer y el lamentable futuro de sus cuatro hijos e hijas ha dependido de la decisión de la jueza.
Con este caso que viene a engrosar una bochornosa lista de negligencias judiciales por parte de quienes se niegan a tomar en serio la cuestión, ¿aún creemos que no hay nada que reivindicar a diario y, máxime, los días 8M y 25N cuando 'se nos permite' protestar?
Pues, por ejemplo, el Ayuntamiento de Almería que preside María del Mar Vázquez lo tiene claro: el 8 de marzo no hay nada que reivindicar. De ahí que nos monte una fiesta de Carnaval y reste el protagonismo que debiera tener –en el resto de ciudades lo tiene- uno de los días clave en el calendario social para visibilizar que a las mujeres nos matan, nos agreden y nos tratan mucho peor que a los hombres sólo por ser mujeres. Sin conciencia, nunca se solucionará el problema. En este sentido, desde el Ayuntamiento de Almería demuestran no tener ninguna. Mejor ponerse la máscara y seguir cantando 'que la vida es un carnaval' o, como también suele decirse 'el muerto al hoyo, y el vivo....'.
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