Ahora es un buen momento para desvelar la actualidad de los espacios en el Centro Andaluz de la Fotografía (CAF) y descubrir las imágenes que nos observan. Lo primero que el visitante encuentra, en la planta baja, es que ya no está la biblioteca y ... el archivo del CAF. Algo incomprensible. Su lugar se está vaciando.
Y está la exposición 'Buscando Ovnis', de José Luis Carrillo, una propuesta de antaño cuando se pensaba en la llegada de extraterrestres y el fenómeno Ovni (Objeto volante no identificado) adquirió una importancia periodística y oficial, que se fue diluyendo con el tiempo. Una mirada rápida al espacio, con fotos grises, manos señalando al cielo, grandes carteles y documentación en revistas y periódicos de época- Y poco más. De momento esta exposición me provoca extrañeza.
En la Sala Jorge Rueda, está la mini exposición 'El Ojo invertido', del fotógrafo Cristóbal O. Cassinello. Pequeños formatos, para: Momentos, objetos, efigies, siluetas, símbolos. En otras circunstancias y formato estas fotografías podrían alcanzar una mayor dimensión creadora con sus imágenes.
Así que el camino por el interior del CAF lleva a este visitante hacia la planta superior, al encuentro de la exposición 'Alma Tierra' del fotógrafo José Manuel Navia. Y ésta es la exposición que te atrapa.
El fotógrafo Navia ha viajado por el mundo rural, la llamada España vaciada, con sus supervivientes y las huellas de los pueblos casi abandonados. El propio Navia explica el sentido de 'Alma Tierra', «es ante todo un ejercicio estético, que es tanto como decir una apuesta ética o moral».
Nacen estas imágenes en el camino del fotógrafo que resiste y contempla para descifrar, con la notoriedad del color de múltiples atardeceres e interiores, las sombras del abandono y de la soledad que perviven y se acompañan.
Sobre estas imágenes hay textos literarios recreando el interior espiritual de las fotografías. Por ejemplo, Luis Mateo Díez: «Estos pueblos murieron para que nosotros podamos vivir…» ('El espíritu del páramo', 1996). Palabras que dan sentido a paisajes y rostros por el Maestrazgo.
Para profundizar en las imágenes de esta España abandonada, el visitante contempla en silenciosa quietud las fotografías desde lejos para ir acercándose hasta llegar a un encuentro más personal, que da pleno sentido a múltiples instantes decisivos de las fotografías.
Hay conversaciones vecinales, palabras rotundas en todos los lugares. Cortijos con sus interiores como si fueran secretos, para explicar las ruinas, las minas abandonadas y la tristeza por el mundo rural de pueblos de León, Teruel, Zamora, Palencia, Guadalajara, Soria, Ávila, Granada....
En la Alcarria nace el retrato de Dolores García, un rostro con su mirada frontal de su mirada campesina.
Surgen palabras y sentimientos, que se escapan de las fotografías. Como el sentimiento de Antonia Ferrer: «En el pueblo es donde mejor estoy. Aquí todo me habla».
Y Navia continúa su camino, observa el encendido de un horno, la parada del coche de línea, un grupo familiar, el único habitante de Motos. Y así va desvelando el sentir del paisaje como una agonía. En medio de la penumbra de un cortijo, una ventaba proyecta la luz del interior, habitado en soledad. Niños en una escuela. Niebla. Viejos cubiertos. Un bosque escondido.
Destacan también las palabras del viaje literario de Julio Llamazares por el mismo camino: «De que el alma de la tierra, en fin, siga resistiendo, puesto que sin su alma éste es un paisaje yerto».
Y cuando se termina de ver y sentir la exposición 'Alma Tierra', del fotógrafo José Manuel Navia, domina toda la realidad del CAF, permanece el eco de tantos silencios. A la espera de la resurrección del mundo rural. Siempre Inmortal.
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