Una de las grandes referencias del fotoperiodismo en España es Pablo Juliá (Cádiz, 1949), con El País, una trayectoria marcada también por su vinculación al ... Centro Andaluz de la Fotografía, que dirigió entre 2007 y 2016. Y ahora el fotógrafo muestra su personal transición, con palabras y fotografías, con su trayectoria de imágenes descubiertas en su largo viaje profesional. Es el sentido del libro «Pablo Juliá. Fotografía y Palabra» (editorial Silex, 2023), presentado lógicamente en la sede del Centro Andaluz de la Fotografía (CAF) en Almería, en un diálogo del fotógrafo con el director del CAF, Juan María Rodríguez. Fue la oportunidad de Pablo Juliá para reencontrarse con Almería y sus imágenes, «Almería ya forma parte de mi vida». Palabras de su transición junto a sus confesiones, el encuentro con la historia del arte y su entusiasmo por el Cine. Tres autores encierran su condición de cinéfilo: Orson Welles (Ciudadano Kane), Truffaut (Los cuatrocientos golpes) y Charlot.
El paso del tiempo y la memoria personal frente a las imágenes sin duda plantea la reflexión más obvia para un fotógrafo. Y Pablo Juliá no es el único en la confesión de su encuadre ante la realidad histórica: «Los fotógrafos de mi generación, siempre nos creímos que con nuestras imágenes cambiaríamos el mundo. ¡Ilusos! Hoy duele y muerde el tiempo». Una opinión con la que Pablo Juliá coincide con el fotoperiodista siciliano Ferdinand Scianna, que expuso en Almería, en 1990, con el Proyecto Imagina: «Estoy menos seguro que antes de la capacidad política de la fotografía. Antes pensaba que una fotografía puede cambiar el mundo. Lo veía como algo ideológicamente mecánico. Pero ahora ya no estoy tan seguro… Las fotos bien hechas siempre contribuyen a decir la verdad de lo que pasa».
Pablo Juliá estuvo vinculado al CAF desde sus orígenes. Muy unido a Manuel Falces, formó parte de la Comisión Asesora del Centro junto con Cristina García Rodero y Ricardo Martín. Tras Manuel Falces, Pablo Juliá fue nombrado director del CAF en 2007. Su sentido independiente y crítico iba a pasarle factura. Cuando se estaba en ciernes de celebrar los 25 años del CAF en 2017, Pablo Juliá fue cesado en 2016 por la consejera de Cultura, Rosa Aguilar. El cese fue inoportuno. Pablo Juliá no respondía en ese momento al sentir político de la consejera, que no asimilaba la independencia del fotógrafo. Con Pablo Julià al frente del CAF se planteaba, de cara a los 25 años, el análisis de todas las claves en la fundación del CAF, la realidad del Patrimonio de la Fotografía en Andalucía. La gran oportunidad perdida para analizar la situación del CAF.
Sobre Pablo Juliá estaba también la propia dinámica crítica planteada desde el CAF cuando la Consejería de Cultura crea en 2008 el Centro Andaluz de la Imagen, la fusión del CAF (Almería) y la Filmoteca de Andalucía (Córdoba). El objetivo institucional era situar el Cine y la Fotografía en una misma dimensión administrativa en Andalucía. Este planteamiento fue criticado por el CAF y especialmente por el autor de este artículo. La mirada de Pablo Juliá siguió adelante, tras su marcha en 2016, y recuperó la memoria de sus imágenes, nunca perdidas. Ahora muy presentes en su libro «Fotografía y Palabra»: «A través de la imagen y la palabra, contenidas en este libro, les ofrezco una mirada a mi historia personal a lo largo de unos años ilusionantes y catárticos, pero sin duda decisivos para comprender quiénes somos hoy».
El viaje por la memoria de Pablo Juliá tiene muchas paradas y muchos instantes, las primeras fotos con autorretratos en 1967¸ por Soria, Sevilla, Cádiz, Almería, miradas frontales hacia el Ojo del fotógrafo; las maletas de la emigracíón; la observación de la calle en cualquier lugar, Cádiz, Barcelona, viaje por el Sur, jornaleros altivos, el cante jondo, con la Tía Anica la Piriñaca, Lole y Manuel, Camarón con Tomatito a la guitarra. Los rostros del socialismo establecido, Felipe González y Alfonso Guerra, Manuel Chaves, Plácido Fernández Viagas.
Hay una fotografía emblemática (Sevilla, 1974), la reunión de la tortilla, «esta fotografía forma ya parte del imaginario popular de la Transición». Están todos los históricos, una reunión de compañeros, Carmen Hermosín, Felipe González, Alfonso Guerra, Carmen Romero, Manolo Chaves, hasta el propio Pablo Juliá, que organizó el momento fotográfico.
La música permanente, con Carlos Cano y Miguel Rios, frente a su objetivo. Y rostros de la fotografía compañera, con Carlos Pérez-.Siquier, Massat, Juana Biarnés, por ejemplo. Por la memoria de Pablo Juliá se dan cita multitud de mundos, capturados por su mirada. «Resucitar la memoria es, sin duda, el propósito de muchas de mis fotografías, ni puedo ni debo evitarlo». Afortunadamente, la memoria de Pablo Juliá es profunda y con un horizonte muy lejano y auténtico, que no puede perderse. Y para eso le acompañan siempre sus palabras fotográficas.
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