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De buenas letras

Una Nobel desconocida aquí

Miguel Arnas Coronado

De la Academia de Buenas Letras de Granada

Miércoles, 1 de enero 2025, 20:46

¿Por qué seguimos creyendo que el premio Nobel premiará a las mejores plumas? Aparte de que estas no son siempre las más famosas. Lo ... peor que le puede pasar a un escritor candidato al Nobel es estar en las quinielas: según las últimas estadísticas, a ese autor no le otorgarán jamás el galardón de la Academia Sueca. Aclarado esto, debo señalar que al conocerse el nombre de la honrada este año, la surcoreana Han Kang, me sedujo la idea de leerla, aunque solo fuese por curiosidad. Su novela 'La vegetariana' es buena. Tal vez no sea la mejor del mundo, pero es buena. Se ha dicho que tiene algo de kafkiano, y un aderezo de aquel Bartleby melvilliano que contestaba por sistema «preferiría no hacerlo». De Kafka, sí, posee lo absurdo, eso aterrador propio de cualquier sociedad capaz de anular la voluntad y apropiarse del destino de sus individuos. De Bartleby tiene algo al principio; luego es crueldad en estado puro. Mujer que, un día, decide no comer más carne. Hasta aquí, normal, pero la sociedad coreana, tan productiva, necesita gentes enérgicas, fuertes, con gran capacidad de trabajo, atiborradas de proteínas, y tal es el origen de la tragedia de Yeonghye, la protagonista. Nadie la comprende, como a Bartleby, solo que este es tomado por loco inofensivo y se le deja hacer, mientras a esta mujer no se le permite: primero todos se extrañan, después empieza la represión. Y esta procede del padre, hombre violento que siempre la maltrató. Hay una escena tremenda en la cual el progenitor, en una comida familiar, agarra un trozo de carne y se lo mete en la boca a la fuerza, propinándole un bofetón bestial que la derriba. Ahí da comienzo la locura, pues progresivamente Yeonghye va negándose a todo alimento y es ingresada en un psiquiátrico donde, empeñados en conservarle la vida, la empeoran. Todo muy absurdo, porque si el caso se hubiese tratado desde el principio con comprensión, no habría conflicto, pero la sociedad debe imponerse. Se divide la obra en tres partes, que aparecen como novelas cortas independientes, mas no lo son. La primera se desarrolla desde el punto de vista del marido, que la escogió por poca cosa y ¡sumisa! La segunda lo es desde el cuñado, artista que padece un arrebato erótico hacia ella sublimado hacia el arte plástico y el vídeo experimental. En la tercera es la hermana, única persona que, sin rebajar la exigencia de vuelta al redil, se compadece de Yeonghye. Bella y eficaz estructura en tríptico que enriquece la narración.

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