Envuelto en el silencio que acompaña la soledad que generan los años, el autoaislamiento y el olvido ha fallecido recientemente en Granada el profesor Miguel ... Ciges Juan, una de las figuras más relevantes de la otorrinolaringología española e internacional de la segunda mitad del siglo XX.
Natural de Enguera cursó sus estudios de bachillerato en Sevilla y obtuvo la licenciatura de Medicina y el doctorado en la Universidad de Valencia en la que se formó como otorrinolaringólogo bajo el magisterio del profesor don Rafael Bartual. Tras ampliar estudios en Dinamarca con el profesor Kristensen, y en Suecia con el profesor Engströn, alcanza la cátedra de Otorrinolaringología de Granada en 1965 con tan solo treinta y dos años.
Desde entonces la vida de Miguel Ciges ha transcurrido en Granada vinculado tanto a la Facultad de Medicina, de la que fue decano, como al Hospital Clínico en el que fue, hasta su jubilación, responsable del servicio asistencial de su especialidad. En sus años de intensa actividad profesional tres han sido, a mi juicio, sus grandes logros: implementar en Granada la otorrinolaringología de su tiempo vinculando permanentemente la actividad clínica con la investigación, internacionalizar la otorrinolaringología de Granada y ejercer un magisterio, en su ámbito, con gran proyección en la universidad española.
La otorrinolaringología en Granada dio, en efecto, un salto de gigante en los años en los que el profesor Ciges regentó su cátedra y su servicio. A modo de ejemplo y, entre otras numerosas innovaciones incorporadas, introduce, a principios de los años noventa del pasado siglo, el implante coclear en Granada convirtiendo a su servicio en un centro de referencia sobre el mismo en la lucha contra la sordera.
En lo que respecta a la vinculación entre la actividad clínica y la investigación su experiencia en los países nórdicos, en los que se formó, fue decisiva. El profesor Ciges impulsaba permanentemente la colaboración con los departamentos de ciencias básicas de la Facultad de Medicina y fruto de ello fueron numerosas investigaciones y publicaciones conjuntas como las que, por ejemplo, se desarrollaron entre su departamento y el mío sobre la microscopia electrónica del oído interno. Y lo mismo ocurrió con otros departamentos en una época en la que la colaboración interdisciplinar no era moneda corriente.
Pero Miguel Ciges no se conformó solo, y ya era bastante, con colocar la otorrinolaringología de Granada en la vanguardia de su especialidad. Hizo algo más: puso el nombre de Granada en la otorrinolaringología del mundo. Su presencia era requerida internacionalmente en todos los foros científicos de su especialidad en los que impartió, como ponente, numerosas conferencias y, asimismo, era frecuentemente invitado a actos institucionales en universidades de todo el orbe, desde Ámsterdam a Tokio o desde la antigua Leningrado a Buenos Aires. Soy testigo de invitaciones incluso a los actos de jubilación de algunos de sus colegas en distintos países. Por otra parte las figuras más destacadas de la otorrinolaringología mundial pasaron a su vez por Granada donde participaron en reuniones y symposia muy selectivos organizados por su cátedra, en los que se abordaban temas de investigación básica y clínica muy especializados. En 1978 organizó y presidió en Granada la reunión anual del Collegium Oto-Rhyno-Laryngologicum Amicitae Sacrum, sociedad científica a la que pertenecía, y que acoge, por elección, a las figuras más representativas de la otorrinolaringología mundial. Dicha reunión científica ha sido la única que como tal se ha celebrado en España en los casi cien años que tiene la citada sociedad.
Si, como suele afirmarse, un maestro es su herencia hay que señalar que la herencia que deja como maestro el profesor Miguel Ciges es enorme. Con independencia de los numerosos especialistas y profesionales formados junto a él en el Hospital Clínico de Granada destaca sobremanera el número de catedráticos y de profesores titulares de otorrinolaringología formados asimismo bajo su tutela. En las universidades de Barcelona, Málaga, Santiago de Compostela, Cantabria, La Laguna, Extremadura, Sevilla, etc., la otorrinolaringología que se ha enseñado y, en su caso, se sigue enseñando tiene, gracias a su magisterio, raíces granadinas.
El paso del tiempo debe ayudarnos a ver con perspectiva las cosas que el presente simplemente convierte en una imagen de pintura naif. El paso por la Universidad de Granada de aquel joven catedrático que llegó con solo 32años ha sido sin duda para la institución y para nuestra sociedad muy fecundo y fructífero. Alcanzar sus logros solo resulta posible si, como era su caso, se tiene una clara conciencia del deber, una clara autoexigencia consigo mismo y con los demás y una vocación y voluntad para trascender desde el conformismo hacia el perfeccionamiento y la utopía. Equilibrar estas tres actitudes con la vida corriente no resulta, desde luego, nada fácil y no lo fue, sin duda, en la vida de Miguel Ciges. Pero su legado está ahí en los logros conseguidos y en el mensaje extraordinario de superación profesional que nos tramite su obra.
El gran escritor y otorrinolaringólogo portugués Miguel Torga escribió que «lo universal es lo local sin paredes». Miguel Ciges, en la Granada de la segunda mitad del siglo XX, creó y desarrolló, sin complejos esterilizantes de ningún tipo, una otorrinolaringología a la altura de su tiempo, innovadora y sin paredes, que pudo ser vista y oída en España y en todo el mundo. Y este mensaje no puede quedar limitado a todos aquellos que lo conocimos y admiramos. Su figura y su mensaje deben trascender y seguir trasmitiendo a las nuevas generaciones las inmensas posibilidades que pueden generar, en el desarrollo de nuestra vida profesional, los tres importantes componentes de su personalidad a los que antes aludía: la conciencia del deber, la autoexigencia y el inconformismo. Sera responsabilidad de todos aquellos que tuvimos el privilegio de conocerlo no dejar que este valioso y estimulante mensaje que nos trasmite su obra pueda caer algún día en el olvido.
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