Los negacionistas del drama colectivo que padecemos con la violencia de género deben de andar avergonzados ante la estadística que va dejando el año. Además se ha destapado un terrorismo contra las mujeres con tintes de sadismo extremo. Hace no tanto un hombre, dicen que ... oriundo de Linares, se entretuvo en asesinar a su pareja, meterla en el refrigerador de la habitación que compartían y seguir su vida de camarero durante meses. Puedo imaginar cómo se sentirán sus clientes al saber que las manos que les servían el aperitivo son las que por la noche troceaban el cuerpo de una chica que tuvo la mala suerte de acercarse a él. Y que ese energúmeno durmió cerca del cadáver congelado sin problema. ¿Imaginan ustedes cual es su capacidad de arrepentimiento? Saldrá de la cárcel con tiempo de despedazar a otra ahora que tiene práctica. A lo mejor encuentra novia dentro del trullo. Sin duda aquel periódico de la oscura posguerra llamado 'El Caso' habría flipado con lo que pasa hoy en este país tan civilizado que tenemos.
De esa barbaridad nos enterábamos acabadas las navidades, poco después de otro hecho espeluznante: la historia de una abogada de Zaragoza, muy reputada en su oficio, asesinada por su cliente y amante, un tipo al que conoció cuando ejercía su defensa por haberse cargado antes a su mujer. Esta jurista, casada y madre de un hijo, dicen que hizo un impecable alegato defensivo del pajarraco. Supongo que le daría buenos consejos profesionales para que pasara lo mejor posible unos añitos en la cárcel; la verdad es que el asesino en serie salió del penal tan pancho. Ni por un momento pongo en duda que la víctima llegó a creer las milongas que le contaba su cliente - novio; porque de haber imaginado cual era su catadura moral no se habría enrollado con él. Al amor lo pinta ciego. Debe de ser además sordo e imbécil. Es que a los machistas violentos se les escapan ramalazos de lo que llevan dentro por mucho que disimulen. Al menos yo los detecto al vuelo. Cierto es que en un estado garantista como el que disfrutamos todos tenemos derecho a defensa. Pero supongo que un abogado puede negarse a defender a quien le repugna. En mi caso, jamás podría defender a asesinos. No hay dinero en el mundo para pagarlo, porque no todo consiste en comer. Luego hay que dormir, y a ver quien duerme con un peso encima de ese calibre, viendo la cara de la víctima a todas horas.
Desde que sucedió este caso no he dejado de hacerme preguntas. Una de ellas es si la abogada tuvo tiempo de percatarse de su inmenso error. Si percibió que la iba a mata. Sería un momento terrible. Deseo que la tierra le sea leve y que su familia saque fuerzas para afrontar tanto dolor. Se equivocó. Es que somos humanos. Pero un suceso como éste debe de hacernos recapacitar. Deja claro una vez más que asesinar a una mujer resulta barato en este país. No sólo porque los culpables salen pronto de la cárcel sino porque la sociedad tiende a olvidar con rapidez. Ya se vio con los etarras. Eso me avergüenza. Por ello creo que debería ser frecuente que hubiera letrados con aprensión a defender crímenes horrendos; pero parece que nunca faltan. Será por el paro. Comprendo que alguien debe hacer ese trabajo. También pienso que las leyes son muy suavecitas y los malos lo saben. Hace nada otro monstruo irrecuperable para la sociedad asesinó a una profesora porque se lo pedía el cuerpo; disfrutaba de libertad a los pocos años de matar y violar a otra mujer. Esa basura humana reclamaba luego que no le soltaran más porque volvería a hacerlo. Pero todavía algunos miran mal la prisión perpetua revisable para casos tan claros como éste. Hasta que a les toca la china. Y así vamos, de llanto en llano mientras los jueces españoles son unos benditos; mientras los políticos aplican a raja tabla el Evangelio, lo de poner la otra mejilla, y mientras nuestros impuestos se aplican a construir cárceles con todo tipo de comodidades para que a los delincuentes se les pase pronto el disgusto de estar dentro. Porque hay que tener poca vergüenza para cobrar en un hospital por encender la tele a enfermos que llevan la vida entera pagando impuestos pero permitir que asesinos y violadores disfruten gratis en el trullo de la caja tonta, de gimnasio y otras lindezas. Seguro que allí comen mejor que muchos pensionistas y no dan un palo al agua.
Luego nos extrañamos que la gente normal esté que trina. Es que a las personas honradas lo único que nos permiten es votar cada cuatro años para luego callar y pagar. Por eso volvemos de colegio electoral tristes y con una pinza en la nariz casi siempre, cuando lo de ir a votar debería ser una gozada. Desde luego, mi no me consuela nada que estos bichos que asesina mujeres como si pisaran cucarachas un día tengan la ocurrencia de suicidarse cuando se ven pillados. ¡El orden es diferente tío!: primero te tiras por el balcón, y si sales vivo te arrastras a pedir perdón a tu mujer por las miles de putadas que les has hecho en la vida. Pero no, el que muere, muere matando. Ganas me dan de estudiar todavía Derecho. Y verlos venir....
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.