Navidad, qué momentazo

¿Te has fijado que pesimismo y Navidad siempre han ido cogidos de la gamba? Recuerdo un muy antiguo anuncio navideño en el que dos ancianos desahuciados se repartían un sandwich en el banco de un parque. Este anuncio me reveló la cara más oculta de la Navidad. Y también el valor de la compasión, que no es otra cosa que la comprensión del sufrimiento de otro ser. La pena-penita-pena por el padecimiento ajeno nos hace más sufrientes, pero mejores personas. La Navidad es la excusa perfecta para recordar que estamos aquí para amar a alguien más que a nuestro ombligo.

Todo marrón navideño tiene su parte positiva. Aquellos abuelillos del sandwich en el parque, gracias a Dios, a su esfuerzo y a Papá Estado (que no a Papá Noel), hoy día tienen una pensión y pocos se ven en la calle pese a las estrecheces. Y en Nochebuena, son la mejor garantía de paz y amor alrededor de la mesa. Hay quien ve cientos de 'papás noeles' en lugar de uno, pero no es por un exceso de espíritu navideño, sino porque va 'cargadito' (y no de regalos precisamente).