Odio
Huesos de Aceituna ·
Es imposible callar o dejar una semana de margen para denunciar semejante exhibición de odioJosé Luis González
Viernes, 27 de enero 2023, 23:51
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Huesos de Aceituna ·
Es imposible callar o dejar una semana de margen para denunciar semejante exhibición de odioJosé Luis González
Viernes, 27 de enero 2023, 23:51
Había escrito para esta columna un texto sobre otro tema muy distinto. Y es que, generalmente, suelo comenzar a pergeñar el contenido de estos Huesos de Aceituna a comienzos de semana, con reflexiones que voy puliendo con el paso de los días hasta su versión ... definitiva, que envío el viernes para que sea publicada el sábado. Pero hay ocasiones, como esta, en las que la actualidad se empecina en hacer añicos mis planes iniciales. Unas veces por mor de acontecimientos felices o beneficiosos para el interés general, y otras por ser reflejo de los más bajos instintos de la sociedad o de una porción considerable de esta. Por desgracia, es este último el motivo de la postrera rectificación. Porque es imposible callar o dejar una semana de margen para denunciar semejante exhibición de odio, que conduce de un modo incontenible a la ausencia de cordura y a los sentimientos más antidemocráticos.
Fíjense que, la misma mañana del jueves, nos desayunamos con el asesinato de una persona tras el ataque de un extremista islámico a dos iglesias algecireñas, que también infligió graves heridas a un sacerdote. Hechos lamentables que, afortunadamente, son absolutamente extraordinarios en Algeciras, ciudad muy valorada –como otras de Andalucía y España– por la feliz convivencia entre ciudadanos y ciudadanas de distintas religiones, etnias y nacionalidades. Ello, aún siendo este uno de los siete municipios del Campo de Gibraltar, zona también muy conocida por el paro y el empobrecimiento secular que padece. Pero los chacales de la 'nueva' política española no huelen la pobreza ni el sufrimiento real de las personas. Huelen el odio allá donde este prospera o puede prosperar. En este caso, por medio de la xenofobia y la islamofobia, llamando a los más bajos instintos de los algecireños y las algecireñas, y también del resto de la sociedad.
Que semejante vileza la protagonicen determinados sujetos de la extrema derecha, con declaraciones injuriosas y humillantes que insultan la inteligencia humana tiene toda la lógica del mundo. Pero que el desvarío lo protagonice el líder de un partido democristiano, tan necesario para cualquier Estado democrático que se precie, es muy grave. Porque Alberto Núñez Feijóo, en lugar de informarse o de dejarse asesorar por alguien mínimamente competente, se descolgó con unas declaraciones que rozan el esperpento –siguiendo el camino de su compañera Ayuso–. Demostrando, una vez más –y van…– su ignorancia sobre datos básicos para cualquier líder, ya fuera este el de una comunidad de vecinos. ¿Cómo que «desde hace muchos siglos no verá a un católico, a un cristiano, matar en nombre de su religión o de sus creencias»? Señor Feijóo, entre otros muchísimos ejemplos, hace cuatro años –siglo XXI, si no estoy confundido–, un islamófobo y supremacista blanco entró armado en la mezquita Al Noor primero y luego en el Centro Islámico Linwood, en la ciudad neozelandesa de Christchurch, asesinando a 51 personas e hiriendo a 40.
Y luego está la 'obra de arte' ejecutada, también el jueves, por no sé cuántos 'artistas' de la afición ultra del Atlético de Madrid para atacar la figura de Vinicius, jugador del Real Madrid. Dejando a un lado cualquier atisbo de sentido común y empatía, colgaron frente a Valdebebas, en el puente del recinto ferial de IFEMA, una pancarta que citaba textualmente 'Madrid odia al Real' y junto a ella había un muñeco colgado del puente con la camiseta del extremo derecho madridista. Dicho de otro modo: querrían ver colgado de un puente a ese hombre. Y yo me pregunto: por vestir esa camiseta, por ser un extraordinario jugador, por ser rico o, simplemente, por ser de raza negra. Más bien creo que es por todo ello junto. Lo cual viene a demostrar que una parte de la sociedad española es capaz de sentir odio con motivo de algo tan fútil como es el fútbol, padecer envidia hacia la excelencia o el éxito ajenos, creer que es digno de ser odiado todo aquel o toda aquella que se atrevan a reaccionar ante una injusticia o, simplemente, tener inquina hacia todo individuo que no sea blanco, español y heterosexual. Si no son de tu equipo o bando, claro.
Pero estas gentes de moralidad distraída saben perfectamente que en la bahorrina del odio y el miedo tienen su caladero de adeptos y votantes más fructífero. Y el odio y el miedo, por desgracia, son tendencia, son 'trending topic'.
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