'Organisons-nous!'

Tribuna ·

La gran evolución-revolución de Granada y provincia pasa por conjugar estos cinco verbos: revisar, reordenar, redistribuir, organizar y actuar

José García Román

Granada

Sábado, 10 de abril 2021, 02:10

Granada ha sido herida en el centro del corazón de su esperanza debido al incumplimiento de promesas, compromisos y pactos, difuminándose expectativas, marchitas evidentemente por deslealtades políticas y ciudadanas. Consta en la prensa la desazón de políticos de ayer que se dejaron llevar de una ... euforia no controlada que impidió ver las puertas falsas por las que podría deslizarse lo que algunos sospecharon y avisaron, poniendo en peligro acuerdos de concordia y equilibrios en el crecimiento territorial. Por eso no extraña que la ciudadanía más sensibilizada crea que se la jugaron en los referendos de 1980 y 2007.

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Compañera inseparable de las crisis que envían proyectos sustanciales a los dormitorios del «mañana será», se ha dejado llevar del cansancio o la desidia, aunque resonara constantemente la advertencia de Churchill: «El peso de tu grandeza es tu responsabilidad». La megalomanía de la capital autonómica, confundiendo grande con grandeza, según el ex concejal sevillano Luis Pizarro, en cierto modo ha impedido que las 'aguas' del regadío regional circulen adecuadamente. Nuestra Universidad fue dique de contención, con independencia de su ejemplar cometido de 'nodriza' (palabra querida por Unamuno, aliento magistral en su poema 'El Cristo de Velázquez') de las universidades de Jaén, Málaga y Andalucía.

Un neocentralismo de ambiciosa 'capitalidad', proclive a suprimir páginas de nuestra historia –recordemos el documento de García de Enterría en el que se marcaban líneas maestras de racional y austera administración, sin duplicidades–, se impuso forzando nuestros seculares derechos con anhelos de armonía y entendimiento, y renunciando a un sagaz debate.

Un sector de la población del territorio de Granada juzga necesario un cambio de rumbo, a elegir entre dos opciones: replantear radicalmente el actual sistema autonómico de diversas velocidades, diseñándose un organigrama verdaderamente descentralizador, escuchando a ciudadanos expertos y competentes en la materia –sin confundir el todo por la parte, o la parte por el todo–, o continuar como estamos, lo que significaría agravar la situación e intensificar la desafección. No obstante, porque ha fracasado gravemente el equilibrio que da sentido a la autonomía, urge llevar a cabo profundas reformas.

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Llama la atención que unas reivindicaciones sean interpretadas como actitudes aldeanas o localistas, y otras no. ¿Bruselas sería la misma ciudad, empresarial, cultural y laboralmente, si no fuese sede del Parlamento Europeo, por ejemplo? No pocas decisiones políticas son bolas de nieve que crecen incesantemente, pues los centros de poder generan expectativas de trabajo, incremento del funcionariado, potenciación del mundo financiero y empresarial, fomento de la industria y el comercio, de las infraestructuras, espacios artístico-culturales y programaciones de nivel, medios de comunicación…

El 4 de agosto de 2018 se reavivó el conflicto por las competencias del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. J. J. Gallardo, decano del Colegio de Abogados de Sevilla, recordó que la Junta, por razones «populistas y de oportunismo político», se mostró favorable a que «todo se quedara en Granada», lo que «le reprochamos públicamente al entonces consejero de Justicia, Emilio de Llera, y a la propia presidenta de la Junta, Susana Díaz». El citado decano añadió: «Estoy convencido de que Sevilla tendrá al final, como es de puro sentido común, la Sección de Apelación Penal, pues los números evidencian que es natural la ubicación en la capital andaluza». Creemos que el señor Gallardo tendría más argumentos en sus reproches si se refiriese también al reparto de consejerías e inversiones y a los atascos de la Administración, «por puro sentido común». Ciertamente la gran evolución-revolución de Granada y provincia pasa por conjugar estos cinco verbos: revisar, reordenar, redistribuir, organizar y actuar.

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Monsieur Herriot, profesor, político, melófilo, académico, orador «persuasivo y elocuente», dictó dos lecciones magistrales en la 'Université des Annales' de París, bajo el título general 'El renacimiento francés'. En la primera, celebrada el 1 de diciembre de 1916, en un momento de su intervención, ante el estado depresivo y la falta de estímulo de Francia a causa de la Gran Guerra, dijo textualmente: «Il y a en France beaucoup d'inteligence, mais moins des volontée, surtout des volontée collective». Su divisa era 'Actuar'. Por ello pone el acento en estas tres sugestivas palabras: 'actividad', 'voluntad', 'energía'. ¿Por qué no aplicar esta receta a nuestra tierra? Granada posee mucha inteligencia, pero no sobresale por la voluntad de lucha, y posiblemente ande intentando obtener un aprobado en voluntad colectiva. Pretender coger el tren cuando no se encuentra en la estación, y no cogerlo cuando está, no es precisamente la solución.

Las trascendentales decisiones de progreso dependen de la política. Pero existen otras más asequibles que se consiguen sumando, como el imán deseoso de abrazar partículas de hierro. Granada ha de sumar, por ejemplo, enriqueciendo su patrimonio industrial, artístico y cultural con los legados de Miguel Giménez Yanguas, Juan Manuel Brazam, Juan Manuel Segura y Francisco Jiménez (Casa Museo Ajsaris), como sumó con la donación de la obra 'Cabeza de mujer de Pérgamo' del pintor Manuel del Moral al Ayuntamiento de Granada, expuesta en el palacete de Quinta Alegre.

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Cuando en 2002 la Real Academia de Bellas Artes de Granada le concedió la Medalla de Honor a Francisco Ayala, evocamos la declaración de amor a su tierra: «Granada está en todo lo que he hecho, en todo lo que he sido y en todo lo que he escrito. Siento que soy radicalmente granadino». No tengo nada más que decir. O sí, con Monsieur Herriot: 'Organisons-nous!'

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