El país de los simios
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La indignación genera un tipo de violencia interior, paralela a la que produce la injusticia y la impotencia. Yo no soy violenta. Por eso voy a escribir pero luego cuento hasta cien y guardo lo escritoSecciones
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Mi papelera ·
La indignación genera un tipo de violencia interior, paralela a la que produce la injusticia y la impotencia. Yo no soy violenta. Por eso voy a escribir pero luego cuento hasta cien y guardo lo escritoNo sé cuando voy a mandar al periódico esta papelera. La estoy escribiendo a mediados de febrero. Noto que me hierve la sangre y acaso diga lo que no debo. Es que la indignación genera un tipo de violencia interior, paralela a la que produce ... la injusticia y la impotencia. Yo no soy violenta. Por eso voy a escribir, pero luego cuento hasta cien y guardo lo escrito. Pasado un tiempo, veré. A lo mejor llega un día en que la quiero mandar. O no llega. Se verá.
Pasa, amigo mío, que me entero tarde de algunas noticias de actualidad, porque mis lectores saben que no sigo mucho los noticiarios. Hoy supe detalles de los últimos atentados terroristas machistas. Ya no aguanto más. Leo en internet detalles de un asesinato sucedido a principio de febrero, en Íllora (Granada). Dicen que es la víctima número 9 de 'violencia machista'. Estos son los datos, porque acaso haya quien ya ni se acuerde: mujer de 38 años, maestra de educación infantil, con un hijo de 10 años. Separada. Tiene otra relación sentimental con un legionario de 24 años. Cortan. Vuelve él y la acuchilla en su piso. La maestra ejercía entre los niños del cole como coordinadora de Igualdad. No existían denuncias. Lo demás es lo de siempre: minutos de silencio, repulsa política, bla bla. Agua caliente. Vamos a lo gordo. La estadística. Ya han asesinado a principios de febrero a 9 mujeres. O sea, cada 4 días, una mujer asesinada. Entre las víctimas unas habían denunciado y otras no. Las hay de todas las edades. La educación recibida por los asesinos generalmente fue en colegios españoles públicos. Desde hace más de 40 años nos regimos por una constitución democrática y vivimos en libertad, y teóricamente ha desaparecido la desigualdad por razón de sexo. Desde la LOGSE se ha insistido en luchar contra el machismo. Desde hace décadas en España hay Centros de la mujer, Juzgados de la mujer, y otras cosas similares, mantenidos con dinero público. Conclusión: siguen asesinando mujeres. Vamos mal. La ley actual no es eficaz. Hay que cambiara lo que no funciona bien. También hay que rendir cuentas y empezar con mejores cimientos.
Comencemos por el nombre. Esto de matar a un colectivo social concreto, mujeres que mantiene, o han mantenidos, relaciones sentimentales con hombres, no es mera violencia. Violencia es una bofetada, un insulto, un empujón, un desprecio. Esto es una categoría superior, es 'terrorismo de género'. Y a los terroristas haya que perseguirlos más que a nadie. Son una mala simiente que contamina al resto. Son animales de la peor especie. Porque hay que ser muy animal para no saber controlar un instinto básico. Eso es el sexo en estado primitivo, instinto. Por instinto animal ancestral, basado la ley de la diferente fuerza física de machos y hembras, actúan los que matan. Sin embargo, aunque todos procedemos de los simios, la inmensa mayoría de los hombres no son animales. ¿Por qué? Porque desde la prehistoria hasta hoy se han ido civilizando, o sea, se han educado. Gracias a la educación se han trasformado en hombres.
Sin embargo, paradójicamente, en un mundo que presume de civilizado cada vez crecen más especímenes primitivos, ancestros del homo sapiens. Se detecta este retroceso en que miran a las mujeres como hembras; como una propiedad privada más. Otro síntoma del nuevo homo- simio es que sus instintos sexuales básicos despiertan a edades tempranas. Son adolescentes retardados en intelecto pero precoces en iniciación al sexo duro. El amor no saben ni lo que es.
Pero algo debe de haber en el ambiente para este desastre evolutivo. Algo se ha hecho mal para que vayan por ahí manadas de tíos violando en los portales como lobos en celo. Algo debe de pasar en los colegios para que algunos críos de 13 años que antes jugaban a baloncesto y pasaban el finde en pandilla sin agredir a una chica se hayan convertido acosadores de compañeras del cole. Algo debe de pasar en la familia para que los padres sean incapaces de parar los pies a hijos deslenguados que dice tacos machistas a la hora de comer, o les toleran ver porno con el móvil. Algo debe de pasar en la política para que piensen nuestros ideólogos que la solución es decretar más libertada sexual, en lugar de conjugar un verbo que yo aprendí desde niña: yo me aguanto, tú te aguantas, él se aguanta…
Es que todo empieza por no aguantarse nada. Por querer tenerlo todo rápidamente; por el café con leche para todos. Pues eso no vale. Si uno quiere tener una buena casa, hay que ganársela con esfuerzo, no esperar que te la regale papá, estado u ocupar la del vecino. Si uno desea tener un buen amigo, hay que trabajarlo con generosidad y respeto. Si uno quiere tener una pareja que merezca la pena, hay que amarla. Sin dominarla, sin acosarla. Porque lo contrario es propio de simios. Por eso los monos siguen en los arboles. Nosotros nos bajamos hace milenios. Aunque algunos se han vuelto a subir, y ven normal matar mujeres si les dicen no. Un país donde circulan bestias como si fueran humanos no va a ninguna parte. Como mucho va al planeta de los simios.
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