Theresa May, quién lo iba a decir, lleva días demostrando su vis cómica en los Comunes. Como una actriz. Con pausas, con la cadencia adecuada. Pasó en su homenaje a la reina muerta (con un sucedido que contó de Balmoral) y el otro día cuando ... felicitó a Liz Truss por ser «la tercera primera ministra del país». Pero las políticas británicas, pese a romper en payasas, son muy comedidas.

Publicidad

Meloni puede convertirse en la primera primera ministra de Italia. Algunas de sus intervenciones son inquietantes (y ahora me refiero a la forma). Empieza a gritar contra lo que está en contra y parece el reverso de Cate Blanchett en el anuncio de Sí de Armani. Como si Blanchett, que dice sí a la locura, sí a la serenidad… se hubiera convertido en Hyde. En lo único que podrían coincidir es en el «Sì a me stessa», sí a mí misma, porque Meloni, como otras, parece muy partidaria de sí misma.

¿Por qué abundarán estas señoras histriónicas en la política? Meloni, Olona, Montero la chica. Porque ya me dirán si el lío ridículo del sexo y los niños no es fruto de su obcecación al hablar de sus cosas y sus coses. Cómo va a estar a favor de que los niños tengan sexo si consienten. Está claro que no se expresó bien en ese discurso acalorado, pero no ha sido capaz de decir que se expresó mal y ya está. La soberbia de Montero no es diferente de la de Olona, sólo que la de esta es más de personaje de Juan de Orduña.

En la nueva película de Paco León, que es una revisión petarda de 'El mago de Oz', hay dos brujas interpretadas por Carmen Machi y Carmen Maura. Las dos pasadas de rosca y encantadas con el disparatado guion. ¡Pero es una película! Las otras están en la vida real. Si la política es la vida real.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad