Ya está pasando

No hay más que ver cómo abucheaban en el Congreso a la nueva portavoz del PP y la presidenta del Parlamento le pedía a Cuca que siguiera hablando porque el hemiciclo 'estaba en silencio'. Si nos mienten con algo que están viendo y escuchando nuestros propios sentidos, podemos imaginar el resto.

Hay quien piensa que es imposible tapar todos los desastres que se están produciendo delante de nuestras narices por muchos medios a su servicio que tenga Largo Sánchez; pero no hay más que ver las encuestas para darnos cuenta de que Lincoln estaba parcialmente equivocado: se puede mentir a todo el mundo que vote izquierdas todo el tiempo, al menos aquí en España. La degradación de nuestra vida política, social y económica desde la maldita moción de censura es algo que se ha visto dramáticamente agravada por la pandemia, pero en ningún caso provocada. Recuerdo como se recurría a los índices democráticos de chiringuitos sociológicos como el de Freedom House para defender que España era una verdadera democracia en contra de las falsedades que propagaban los golpistas catalanes por todo el mundo usando el dinero de los impuestos y la pasividad del gobierno de Rajoy, con Montoro asegurando que ni un euro público se había destinado a financiar el atentado contra la integridad territorial del país. No sé el índice que tendremos en el ranking democrático actualizado, pero es imposible no reconocer en la España actual lo que era, hace pocos años, la Cataluña polarizada y destrozada por el catalanismo totalitario y antidemocrático. El modelo de fracaso institucional, social y económico que representa la Cataluña independentista es el que pretenden implantar Pedro Caballero y su mamporrero peronista para lo que vaya quedando de este país, porque el propósito es reproducir las mayorías independentistas del Parlament catalán como mayorías 'de progreso' en el Congreso de los diputados. Cataluña ya ha dejado de ser el motor económico del país y sus índices económicos y sociales son cada vez más precarios y decadentes, pero el poder es algo al que nunca van a optar los llamados partidos constitucionalistas, convirtiendo así la alternativa real en la política catalana en algo prácticamente imposible. Creo que este indicador, por cierto, quita muchísimos puntos al índice de calidad democrática.

Ha sido habitual, en estos últimos meses, escuchar la famosa frase de que cualquier degradación que pudiera perpetrar el sanchismo podemita era algo muy relativo, porque sus nocivas consecuencias eran cosas que aquí 'no podrían pasar'. Lamento decir que ya es tarde, porque no solamente podrá pasar, sino que ya está pasando. Nuestro futuro, nuestra convivencia y nuestro país se está derrumbando delante de nuestros ojos, gracias a una parte muy importante de españoles dispuestos a seguir con una venda en sus ojos y una pinza en la nariz porque han conseguido alienarlos con el burka sectario de la tiranía de izquierdas.

Quién nos iba a decir hace apenas 5 años que la principal amenaza para nuestra democracia en pleno 2020 se llamaría Partido Socialista Obrero Español. Ya está pasando.