La impotencia y el postureo. El pastoreo y la impostura. Pedro y Pablo, Pablo y Pedro. Uno abandona todo para conquistar el poder que ya tenía. El otro no deja nada para no perder lo que tiene. Vidas paralelas en el vía crucis electoral. El ... fiasco de uno refrenda el exiguo éxito del otro. A ninguno le queda mucho tiempo por delante, no importa. Cada uno cumplió su misión histórica y pagó cara su incapacidad.
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Pablo hizo una cosa bien. De un movimiento sin futuro como los indignados del 15-M supo construir un partido político como Podemos que acabaría fracasando en las elecciones por falta de tirón popular. España no es Grecia, la clase media aquí manda mucho, y Syriza no admite réplicas gratuitas. Pablo abandona el poder, al fin, porque no sabe ni puede hacer lo que quiere con él. El devenir activista de Pablo es un gesto arriesgado y significativo. Podría estar imitando el modelo guerrillero del Che Guevara sin reconocerlo. Siempre al asalto dialéctico del poder, camina ahora hacia el sacrificio en la Puerta del Sol.
Pedro, en cambio, es un oportunista voluntarioso. Se apoderó en un momento crítico de un partido socialista con mucho lastre y un legado dudoso y lo hizo triunfar contra una derecha corrupta y debilitada. Lleva tres años gobernando instalado en una provisionalidad permanente. A fuerza de gestos y posturas cree que puede engañar a todo el mundo, pero no se engaña ni a sí mismo. Tiene suerte de no tener a nadie enfrente, ni al lado, ni siquiera detrás. Sus días están contados.
Una cosa es pretender fundar la primera república ecológica y sostenible del planeta, que era el sueño de Pedro para ponerse unas cuantas medallas ante sus amiguetes globalistas, y otra no hacer nada más que posar ante los medios y las masas. El poder por el poder es una pésima política. La pura puesta en escena como única estrategia para perpetuarse en el poder resulta perjudicial. No es posible gobernar con demasiadas ideas que no se pueden realizar, caso de Pablo, ni tampoco sin ideas, caso de Pedro. Pablo se equivoca, pero es honesto. Pedro acierta, pero es deshonesto a su manera. Y nadie gana. O sí. En mayo veremos.
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Entre tanto, la hija de Grandes y García Montero, comunistas de relumbrón, se presenta a las elecciones madrileñas por Falange para infamar a Lorca y santificar a sus asesinos. La muerte puso huevos en la herida del poeta granadino. Dicen los ingenuos que sería peor para sus progenitores si militara en Ciudadanos. Ironía infinita de la situación política.
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