Edición

Borrar

Pepe Yepes, a quien Dios tenga ya en su gloria, no estaba loco. Tampoco era un viejo chiflado, ni un friki, ni un majareta. Nada de eso. Pero esa errada impresión la vi pasar por los ojos novicios de algunos compañeros hace unos años en ... la sala de prensa de Los Cármenes. Retirado del tajo periodístico desde tiempo atrás, a Pepe le podía el instinto y no dudaba en colarse después de los partidos en la sala de los micros, donde siempre acababa formulando una pregunta incómoda al Fabri de turno. Más de un plumilla recién aterrizado en el negocio apresuraba el juicio y, para sus adentros, pensaba «ya está el carroza este dando la vara». El bisoño pecaba por desconocimiento y tampoco merece ser fusilado, pero quizás no sea tarde para sacarlo de la ignorancia.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal Pepe Yepes