Supongo que la cita de Joubert tantas veces recordada por Pla («Cuando mis amigos son tuertos los miro de perfil») está generalizada también con los no amigos. Si no, una no se explica que Anya Taylor-Joy, la actriz de la sobrevaloradísima 'Gambito de dama', ... haya fichado por Dior como «icono de belleza» (eso leo). Es un poco fea. Pero fea vulgarota. Ni siquiera es una extravagancia como Rossy de Palma. Ella misma ha dicho en 'Mujer Hoy': «No me gusta mirarme al espejo, mi cara es rara. Pero preocuparme demasiado por mi aspecto no es bueno ni para mi salud ni para mi carrera». Amárrame los pavos, ¿pero de qué vas a preocuparte? Si te hacen la ola como si no tuvieras esos ojos. Claro que está en un nivel donde no hay fealdades. O las fealdades no importan como en la gente normal. Dando la vuelta a la frase de David Trueba en 'Blitz' (la juventud es juventud, la belleza va por otro camino), la belleza es belleza si es de una actriz famosa.

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