Cada quince días muere un idioma en el mundo
Siempre han muerto y han nacido nuevas lenguas; es una dinámica propia y normal en ellas, lo nuevo es la velocidad con la que ahora están desapareciendo
ANTONIO UBAGO
Sábado, 10 de octubre 2020, 00:41
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ANTONIO UBAGO
Sábado, 10 de octubre 2020, 00:41
Un idioma es la lengua propia de un pueblo o nación o de varios. El término 'idioma' proviene del latín y este del griego que significa 'propiedad privada', 'particular', 'personal', 'idiosincrasia', por referirse al carácter privativo de cada comunidad, y a su sistema expresivo. Como ... tal, el idioma es un sistema de comunicación lingüístico, que puede ser tanto oral como escrito, y se caracteriza por regirse según una serie de convenciones y normas gramaticales que garantizan la comunicación; de ahí que idioma y lengua sean términos sinónimos. En el mundo existen aproximadamente entre seis mil y siete mil idiomas, sin embargo, los tres más hablados son el chino mandarín, el español y el inglés.
Siempre han muerto y han nacido nuevas lenguas en el mundo; es una dinámica propia y normal en ellas, lo nuevo es la velocidad con la que ahora están desapareciendo. Algunas lenguas van cambiando tanto que con el tiempo se vuelven distintas. De algún modo los hablantes de español seguimos hablando latín, un latín del siglo XXI propio de España, al igual que podemos decir lo mismo sobre el resto de las lenguas romances. El latín era una lengua tan vital que para seguir viviendo murió; de tanto usarlo, se fue volviendo algo distinto en cada una de las regiones en las que se hablaba; por eso, el hecho de que una lengua cambie de algún modo es signo de salud. Una lengua con mucha vitalidad irá cambiando tanto que será otra algún día. Esta es una manera natural de 'morir' porque la lengua deja de existir sin que sus hablantes sean afectados; al contrario, la lengua muere justo porque sus hablantes usan, disfrutan y se comunican a través de ella; cada uno le va dejando una impronta que imperceptiblemente transforma el sistema lingüístico. La muerte de una lengua por cambio paulatino no amenaza la diversidad lingüística; al contrario, la ayuda con el nacimiento de nuevas lenguas.
Otros idiomas dejan de existir por una causa terrible, porque se atenta contra sus hablantes y esto afecta la vitalidad lingüística a una gran velocidad. Otras lenguas mueren porque sus hablantes sufren discriminación abierta o encubierta. Muchas, han desaparecido porque sus hablantes han sido castigados con multas, azotes, cárcel, burlas, prohibiciones, etc. Es una agonía lenta. Las lenguas son sus hablantes y cualquier atentado u omisión contra el derecho fundamental de hablar tu lengua impacta a corto o largo plazo en la existencia de ese sistema lingüístico. Así, la preservación de la diversidad lingüística del mundo está estrechamente relacionada con la defensa de los derechos humanos. Que las lenguas del mundo se sigan hablando no es solo un sueño utópico de lingüistas, filólogos o anticuarios, sino preocupación fundamental de los humanos. La preservación de las lenguas tiene sentido como una consecuencia de que los derechos de sus hablantes están siendo respetados. Las lenguas son sus hablantes.
El dato es escalofriante. El 50 por ciento de las lenguas habladas en el mundo (entre 5.000 y 7.000) se encuentra en peligro de extinción. La Unesco advierte: cada quince días desaparece un idioma. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha contabilizado la desaparición de 230 lenguas desde 1950 y actualmente considera amenazadas casi dos mil quinientas.
De acuerdo con el organismo, que cada año publica un atlas lingüístico interactivo, los países con mayor diversidad lingüística son India, Estados Unidos, Brasil, Indonesia y México. Al mismo tiempo, son los que tienen más lenguas en peligro. Papúa Nueva Guinea, el país de mayor diversidad lingüística del mundo (más de 800 lenguas) y también uno de los que, proporcionalmente, sufre menos riesgos de perderlas. A propósito del reciente anuncio de la feliz creación de Canoa, la plataforma impulsada por México, España, Perú y Colombia para promover el español, de la que nos felicitamos singularmente, se recuerdan en ella detalles significativos sobre nuestro idioma como esas otras lenguas que también se hablan en nuestro país.
México es uno de los países con mayor diversidad lingüística del mundo, con al menos 68 lenguas indígenas que se hablan en su territorio. Sin embargo, un 60% está en riesgo de desaparecer. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el 51,3 por ciento de los 7.4 millones de hablantes de alguna lengua indígena en el país son mujeres y 48,7 por ciento, hombres. Datos igualmente de este Instituto señalan que, de estos habitantes, más de seis millones son bilingües y 810 mil monolingües. Las lenguas más habladas son el náhuatl, el maya, el tzeltal, el mixteco y el zapoteco; relación esta, como otras, que yo ya no recordaba en su totalidad desde que estudiaba dialectología con el maestro don Gregorio Salvador.
Resulta imposible calcular el número de lenguas desaparecidas a lo largo de la historia de la humanidad. Algunos lingüistas han efectuado cálculos sobre las que se han extinguido en determinados lugares. Entre los idiomas desaparecidos recientemente está el saamí de Akkala (Rusia), cuyo último hablante murió en el año 2003, el aasax de Tanzania, desaparecido en 1976, el ubyh de Turquía, que acabó en 1992 con la muerte de Tefvic Esenc, y el eyak de Alaska (Estados Unidos), extinguido en 2008 tras la muerte de su última conocedora, Marie Smith.
Actualmente, más de la mitad de la población del planeta habla 11 lenguas (chino, inglés, hindi/urdu, español, árabe, portugués, ruso, bengalí, japonés, alemán y francés), y el 96% de los habitantes de la Tierra emplea el 4% de las lenguas del mundo.
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