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Estoy comprobando –con pasmo propio de adolescente no iniciado en política– que en esta tierra de María Santísima crecen como las setas multitud de seres ... racionales «inasequibles al desaliento», cuyo lema de vida mantiene sobre todo y ante todo el concepto esbozado por Albert Einstein: «La imaginación es más importante que el conocimiento»... Aunque, desgraciadamente para todos nosotros –para toda la sociedad– , se olvidan de lo que siempre «(...) hay que conocer y comprender», fiando su futuro a las musas de la ensoñación, «dependientes de motivaciones afectivas (deseos, temores, emociones, etc.), más que del pensamiento lógico», lo que «puede convertirse en un síntoma de huida de la realidad» (cun.es). Sucede que el día a día, y sus atractivos banales, es antepuesto a cualquier otro estado de discernimiento, ética o reflexión, impidiendo otear el más allá de la propia nariz y sumiendo el intelecto en una danza continua de triviales consecuencias. Y esto no sólo sucede personalmente, si no que los malos vientos han alcanzado de lleno a las propuestas y planes de renovación que emiten muchas instituciones... Emiten propuestas faraónicas sin contar con la ciudadanía, aunque, finalmente, emitan mensajes de «participación y apoyo». No hay nada más inútil que crear una comisión de doctos simpatizantes, dotándola de medios restringidos, para que prevalezca, en fondo y forma, lo fantaseado. Parece que nos estamos empecinando en traer a la actualidad, con actitudes indiscutiblemente perversas, todos aquellos polvos que ya habían sido limpiados –y bien limpiados– debajo de nuestras alfombras. Dicho esto, no os puede extrañar que a día de hoy vea con horror –sin necesidad de bola de cristal alguna– la constante pérdida del diálogo, sustituido por un enroque peligroso en ideas y gestos que ya tiempo atrás fueron descartados por nuestros más preclaros intelectuales y políticos. Así, tampoco debéis pasmaros con mi pugilato contra las decisiones soportadas en un escueto «órdenes de arriba», lo que me ocasiona verdaderos interrogantes sobre lo que es lícito hacer o no hacer y mantener en público en una comunidad que se considera tolerante y, aún más, democráticamente instaurada.

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