En recuerdo de Melchor
Puerta Real ·
Aquel joven director que venía de Italia y se propuso sacudir la secular indolencia granadina y sustituirla por un amor a nuestra patria chica que no ha traído más que cosas buenas a la vida granadinaSecciones
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Puerta Real ·
Aquel joven director que venía de Italia y se propuso sacudir la secular indolencia granadina y sustituirla por un amor a nuestra patria chica que no ha traído más que cosas buenas a la vida granadinaTenía pensado escribir esta columna sobre la próxima desaparición del centro cultural de la Fundación Caja Granada, sito en la acera del casino, en el corazón de la ciudad. No encuentro explicación a ese cierre y no me convencen las escasas razones o motivos que ... se han ofrecido, así como por lo bajini, a una nueva pérdida granadina, relacionada tan directamente con la somera vida cultural de una ciudad con pretensiones de futura capitalidad europea.
Iba a lamentar ese cierre que parece inevitable cuando alguien me avisó de un homenaje que se estaba preparando para honrar la memoria de Melchor Saiz-Pardo, cuando ayer se cumplía un año de su marcha definitiva. ¿Qué hubiera dicho el recordado director de Ideal sobre la anunciada desaparición de un centro donde nos hemos reunido tantas veces, en tantísimas ocasiones? Exposiciones, presentaciones de libros, conmemoraciones… por allí ha desfilado lo más granado de la vida cultural granadina (valga la redundancia). Aquella famosa 'pecera' se convirtió en un escaparate privilegiado para las más interesantes iniciativas culturales… pero tiene los días contados.
Escribo en un periódico que ha sabido perpetuar, con sus actualizaciones correspondientes, aquel espíritu reivindicativo y militante con el granadinismo que le insufló aquel joven director que venía de Italia y se propuso sacudir la secular indolencia granadina y sustituirla por un amor a nuestra patria chica que no ha traído más que cosas buenas a la vida granadina. Un espíritu que se fue contagiando a los indiferentes y a los exhibidores de ese pesimismo tontorrón, que parece la marca de esta ciudad y que se reproduce con enorme facilidad.
Me parece adecuado ese entrañable homenaje que le han brindado un puñado de amigos de Melchor, en forma de palabras y que lo hayan hecho precisamente en el lugar donde se erige un pequeño monumento a la libertad de expresión, frente al lugar que fue la última sede de la extinta y centenaria Asociación de la Prensa de Granada. En efecto, creo que Melchor, además de defender la memoria y el presente de su Granada, vivió y practicó el derecho a la libertad de expresión, aun en medio de no pocas incomprensiones, pues cuando intentas ser lo más neutral posible te caen críticas de todos los lados, especialmente desde los lugares donde habitan los que tienen poder, aunque sea provinciano o local. Las libertades, garantizadas en nuestro país desde hace casi medio siglo, no viven por sí solas ni se pueden dar por conquistadas para siempre. Hay que protegerlas y defenderlas de las continuas intentonas de limitarlas. Tiene que haber gente que luche por ellas.
En estos tiempos inciertos, están surgiendo autorizadas voces en defensa de un periodismo clásico, para hacer frente a la post verdad, a los bulos, a las noticias sesgadas y sin contrastar. Me gustaría que el buen ejemplo de vida que nos dejó Melchor tuviera continuidad en las nuevas generaciones de periodistas que se están incorporando ahora a esta profesión tan vituperada y tan necesaria.
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