Edición

Borrar
Puerta Real

El estado de la crispación

Este modo de reivindicar una opinión, con la rabia dilatando las pupilas, ha calado y es una constante social cada vez más alarmante

Domingo, 9 de febrero 2025, 23:22

En el mundo del miedo, sólo las palabras nos salvan. Pero no las que están vacías, las que se dicen sin pensar, las que sirven ... como arma de ataque al que opina diferente o las que son un hachazo a la posibilidad de acuerdos. Esas destruyen lo que rozan como estamos viendo. Uno de los problemas primordiales de España es que hay gente que hace mucho que no se sienta a hablar, a razonar con argumentos los porqués de las cosas. Prefieren hacerlo través de la prensa, de las redes sociales, de cualquier medio que no obligue a ponerse frente al otro y explicarse razonando. Empezando, claro, por la clase política que ha hecho de la agresividad un modo de relacionarse perverso, la evidencia de hasta qué punto estamos en el borde del precipicio. Se ha convertido en normalidad incluso entre los integrantes de un mismo gobierno o de un mismo partido, que era algo impensable hace dos lustros. Hay un ambiente de radicalización dogmática permanente, un griterío casi unánime que no nos deja escuchar, una voluntad de confrontación –especialmente en cuestiones esenciales que nos afectan– que no conduce a ninguna parte.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal El estado de la crispación