El lunes pasado la Secretaría de Estado de Memoria Democrática del Ministerio de la Presidencia anunció el comienzo de las tareas previas para la exhumación ... de setenta y siete personas que se encuentran en las criptas del Valle de los Caídos, cuyos familiares así lo han solicitado. Un buen número de ellos son republicanos asesinados en el marco de la represión franquista durante la guerra, que fueron exhumados de fosas comunes y trasladados al monumento a partir de 1959 sin el conocimiento ni permiso de sus familias. Se trata de un operativo sin precedentes en nuestro país, que va a movilizar a los mejores expertos en el campo de las ciencias forenses. Aunque es imposible garantizar resultados positivos en la escala que desearíamos, estas exhumaciones son un acto ineludible de justicia, y también son parte integral de un proyecto de resignificación global del monumento, que con el tiempo pasará de ser un lugar de exaltación del franquismo a un lugar de memoria democrática.
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¿Por qué es necesario resignificar el Valle? Porque sigue siendo a día de hoy el principal monumento del franquismo. Hay que recordar que fue un proyecto personal del dictador Francisco Franco para celebrar su victoria militar y dar cobijo a los cuerpos de los vencedores en la Guerra de España (1936-1939). Aunque aún faltan por conocer todos los detalles, sabemos que se usó en buena parte mano de obra penada. El dictador lo inauguró solemnemente el 1 de abril de 1959, en el marco de la conmemoración del vigésimo aniversario de la victoria en la guerra. Fue desde su origen un monumento con un claro relato franquista, muy alejado de cualquier noción de reconciliación, a pesar de que hay voces que defienden que es así. Desmentir su papel reconciliador es sencillo: Franco mismo dejó bien claro su significado en todos los decretos que se refieren al Valle, así como en su discurso de inauguración.
¿Es posible resignificar sustancialmente el Valle? No es tarea sencilla, desde luego. Pero no me cabe duda de que sucederá. Es importante entender los monumentos como procesos que están siempre en flujo. Las percepciones que hay sobre ellos, así como sus modelos de gestión, cambian con el paso del tiempo. Pero resignificar un monumento de esta escala es una tarea compleja que precisa de la acción combinada de muchos actores sociales y políticos: movimientos sociales, investigadores, periodistas y documentalistas, e instituciones.
Aunque desde la muerte de Franco hubo intentos por desvelar y denunciar los procesos ideológicos y políticos de los que era deudor, fue partir del cambio de siglo, con el nacimiento de una nueva cultura memorialista en España, cuando el cuestionamiento del 'statu quo 'del monumento por una parte de la sociedad española se incrementó. Un detonante clave fue precisamente el conocimiento público de la presencia de civiles republicanos ejecutados por paramilitares franquistas en sus criptas, hecho que causo gran sorpresa y estupor.
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La Ley 52/2007 incluía un artículo específico sobre el Valle, que convertía las criptas en cementerio público y prohibía actos políticos de exaltación de la Guerra Civil y el franquismo en su interior. En 2011, el gobierno socialista nombró una Comisión de Expertos para el futuro del Valle, cuyas recomendaciones ponían las bases para una resignificación del monumento. Durante el gobierno de Mariano Rajoy este informe fue ignorado, pero el debate continuó en la sociedad civil y las iniciativas del movimiento memorialista. Las reclamaciones de exhumación continuaron durante este periodo.
En 2018 Pedro Sánchez, nuevo presidente del Gobierno de España, anunció su intención de exhumar al dictador. Casi todo el mundo conoce los vericuetos de dicha exhumación, que finalmente tuvo lugar el 24 de octubre de 2019. Exhumar a Franco fue un acto de justicia para con las víctimas del franquismo y supuso un fortalecimiento de nuestra de democracia. Y sin duda, un eslabón clave en la resignificación del Valle. Tras su segunda investidura, se creó la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, que tengo el honor de dirigir. Entre sus objetivos está impulsar la transformación del monumento mediante un proyecto de resignificación que incluye aspectos jurídicos, funerarios, patrimoniales, pedagógicos y simbólicos. Es importante tener presente que las medidas que se toman desde el gobierno en torno al Valle no son medidas aisladas, sino que todas ellas forman parte de un plan global.
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El proyecto de la Ley de Memoria Democrática, ahora en trámite parlamentario, posibilita una transformación del Valle, que será a partir de su aprobación una herramienta pedagógica para el estudio y análisis de la Guerra y el franquismo a través de su principal expresión arquitectónica. Del mismo modo que la memoria de España es memoria de Europa, el Valle forma parte de los grandes proyectos arquitectónicos de los fascismos europeos de la época. Un marco comparado es clave para entender bien su dimensión propagandística y totalitaria.
La ley extingue el Decreto-ley de 1957 que aún regula el monumento, que será sustituido por un nuevo Real Decreto-ley que establecerá su nuevo estatuto jurídico y patrimonial en un marco de memoria democrática. Con la derogación de este Decreto-ley se extingue también el convenio que firmó el Estado en 1958 con los monjes Benedictinos que se encargan del culto en la Basílica. La Ley reafirma la prohibición de celebrar en el recinto actos políticos de exaltación de la guerra, sus protagonistas, o la dictadura, así como el carácter civil del cementerio. No podrá haber entierros en lugares preeminentes. Si unimos a estos elementos las exhumaciones en las criptas a las que me he referido al principio del artículo, se producirá en conjunto una profunda remodelación de la jerarquía funeraria del Valle y de su sentido funerario.
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Para explicar el monumento se diseñará un centro de interpretación que deberá ser un punto de información y conciencia crítica sobre el mismo y su significado en el marco de la simbiosis entre religión y política que fue el nacionalcatolicismo. Para generar sus contenidos, se han puesto en marcha investigaciones interdisciplinares sobre aspectos como el uso de mano de obra penada en las obras, sus características arquitectónicas, su programa iconográfico, la historia política del monumento, el traslado de más de 30.000 cuerpos a sus criptas, o las ceremonias y conmemoraciones que han tenido lugar en él. Cuando estas investigaciones estén avanzadas podremos saber, por ejemplo, cuántos andaluces fueron trasladados al Valle y en qué condiciones, aspectos sobre los que ahora solo tenemos datos fragmentarios. Finalmente, el proyecto de resignificación pretende utilizar el monumento para fomentar formas de ciudadanía abiertas, inclusivas y plurales. El reto es complicado pero desde el Gobierno de España tenemos la firme decisión de acometerlo.
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