Ángel Iturbide
Periodista
Sábado, 30 de noviembre 2024, 22:54
Nunca he entendido muy bien eso que se suele decir cuando se conoce una sentencia judicial de que 'respeto la sentencia, aunque no la comparto'. Entiendo que haya quien no la comparta, pero no eso de que la respeto. La Justicia como institución es digna de respeto, por supuesto, pero las decisiones de sus protagonistas, los jueces, no tienen porqué serlo. Es una opinión, la mía, tan respetable como la contraria. Porque, creo yo, los jueces no son infalibles y pueden equivocarse como personas que son, y los estudios, la formación no es garantía para acertar siempre.
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Hay jueces que pueden equivocarse, y mucho, por las vivencias compartidas, por el hogar del que proceden o por una trayectoria vital que les han llevado a formarse unas ideas y unos valores que pueden ser totalmente contrarios a los de otra persona, y esos valores, además del conocimiento de la ley, les conducen a adoptar resoluciones judiciales que pueden chocar, y chocan en ocasiones, con los valores y la formación moral de cualquier otra persona. Porque el conocimiento del derecho romano no supone objetividad en su aplicación que siempre pasará por el tamiz propio. Y claro, no se puede respetar una sentencia o el pensamiento de un juez cuando nada tienen que ver con tus valores, aún más, cuando van precisamente en contra de tus valores.
Eso me ha pasado con las recientes declaraciones del juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, que se ha metido, no sé si consciente o no, en un barrizal del que le será imposible salir. El magistrado, en el transcurso de una conferencia dirigida a juristas en el marco de la V Semana Internacional del Compliance, impartida el pasado 13 de noviembre, cuestionó la legitimidad del actual Gobierno de la nación. Y lo hizo con unos argumentos tan poco democráticos como fuera de lugar. El juez afirmó que «yo entiendo que cuando eres el quinto partido político que ha perdido las elecciones y tienes cuatro gatos, pero los necesita el segundo partido que ha perdido las elecciones para pasar en número de integrantes al primer partido que ha ganado las elecciones y, por lo tanto, tu legitimidad es bastante más menor que si hubieras ganado las elecciones, que no las has ganado (…)».
Pues bien, la afirmación es indefendible simplemente porque en nuestro sistema político, la Monarquía parlamentaria, quien gobierna es quien suma los diputados suficientes para hacerlo. Esa es la grandeza de nuestra democracia, pero es que ya estoy cansado de tanto cuestionamiento por parte de aquellos, incluido el señor magistrado, que llevan más de un año revolviéndose en su impotencia y frustración por no haber sido capaces de armar una mayoría que les permitiera formar gobierno aunque hubieran ganado las elecciones. Y cuestionan permanentemente la legitimidad de un ejecutivo que tiene el respaldo de muchos millones de españoles a los que desprecian. Y si esto no lo entendemos así ponemos en tela de juicio nuestro sistema democrático recogido en la Constitución española y eso sí que es peligroso. Así pues, nunca podré respetar las ideas de este juez en este asunto ni de aquellos que opinan igual.
Pero Eloy Velasco se desató en su intervención y ridiculizó a la exministra de Igualdad, Irene Montero (Podemos), por dar clases de consentimiento «desde su cajero de Mercadona». Aseguró que desde el tiempo de los romanos los jueces saben muy bien qué es todo tipo de consentimiento y yo no lo pongo en duda, pero sí cuestiono que el juez, o los magistrados que compartan su visión, sepan mejor que una mujer cuando está siendo forzada o violada.
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Como el juez Ricardo Javier González González que emitió un voto particular en el juicio de la manada, seguramente para absolver a los cinco jóvenes que violaron a una chica en los sanfermines de 2016, porque según decía no veía en las imágenes de la violación (grabada por los propios agresores) que la víctima estuviera paralizada o sometida. Y en un ejercicio de crueldad inaudito aseguró que él lo que veía en esas imágenes era un ambiente de jolgorio y regocijo.
Tengo la suerte de haber conocido cajeras y cajeros de Mercadona, Carrefour, Eroski, Alcampo, Dia, Aldi… y nunca cuestionaré, por el hecho de trabajar en un centro comercial, su valía, profesionalidad y su proyección en la vida a nivel personal y laboral. Pero ¡ay! al final sí tengo que cuestionar la valía personal y profesional de todo un magistrado como Eloy Velasco que con sus afirmaciones él mismo se descalifica y se falta al respeto. Eso de respetar está bien, pero siempre que sea en una doble dirección y eso no lo veo en todo un juez que, se supone, sólo se supone, debe impartir justicia con total objetividad.
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