El robo de los topónimos
De Buenas Letras ·
Hoy la agresión al español no procede solo del inglés, sino que se realiza con la penetración indebida de otras lenguas españolasDe Buenas Letras ·
Hoy la agresión al español no procede solo del inglés, sino que se realiza con la penetración indebida de otras lenguas españolasOportunistas, separatistas, 'pillatigres' y 'saltabalates', afilan sus garras para devorar los previsibles despojos (calculan) de una de las grandes naciones protagonistas de la historia universal. Y el idioma es una clave central de sus ataques. Hay agresiones, como las que señalaba el escritor y académico ... Eduardo Castro en una reciente entrevista publicada por un colega informativo de Granada, que son producto del cateterío imperante. La utilización invasiva del idioma inglés en las informaciones de TVE y en la publicidad son una vergüenza que pone en solfa el progreso ético y estético del país. Y es equiparable a la invasión de catalanismos, vasquismos y galleguismos, que deforman nuestro idioma común. Controlados los usos lingüísticos en las regiones con 'idioma propio' por Parlamentos regionales en los que votan, como sabemos, eminentes filólogos, los topónimos se han cambiado por Decreto. Y, a partir de esa imposición, no es raro oír y ver en TVE que en español la letra 'g' con la letra 'i' se pronuncia 'Yi'. Así, dicen 'Yirona', por 'Girona', tal como se pronuncia y se escribe en catalán, en vez de decir Gerona, topónimo correcto en español. Y es ridículo cuando el presentador o presentadora de turno, en plan 'finoprogre' declama 'Mosus' cuando el texto dice 'Mossos'; puestos a ser razonables, ya que el telediario es en español, deberían decir Mozos, igual que dicen Inglaterra en vez de England.
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La lista de ejemplos sería larga, tanto como el empeño en introducir topónimos en vasco o en valenciano (Hondarribia en lugar de Fuenterrabía o Alacant en lugar de Alicante); y claro que la destrucción o degradación de un idioma empieza por la subversión de su vocabulario. Hoy la agresión al español no procede solo del inglés, sino que se realiza con la penetración indebida de otras lenguas españolas. Y la complicidad de quienes deberían velar por su pureza.
¿Es mucho pedir respeto para todos los idiomas peninsulares? ¿Que cuando se habla o se escribe en catalán, o en gallego, o en vasco, no se introduzcan palabras foráneas, y cuando se habla en español se aplique el mismo respeto?
Los políticos, los periodistas, los académicos de la lengua, los profesores, los propios ciudadanos, tienen las decisiones oportunas en sus manos. La diversidad, riqueza genuinamente española que los separatistas tratan de cercenar, se merece, creo yo, la mayor consideración.
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