Romerías

Ad Líbitum ·
En cada rincón del mundo la Madre de Cristo se erige en mediadora de todas las gracias

Javier PEREDA PEREDA

Jaén

Viernes, 14 de mayo 2021, 02:01

La primera acepción que recoge el DLE de la palabra romería es «Viaje o peregrinación, especialmente la que se hace por devoción a un santuario». ... La segunda acepción se refiere a la fiesta popular que con meriendas y bailes se celebra en la ermita o santuario el día de la festividad religiosa del lugar. Durante el mes de mayo, especialmente dedicado a la Virgen María, son tradicionales estas peregrinaciones para venerar a la 'Madre de Dios'; con la pandemia –«Salud de los enfermos»– las celebraciones multitudinarias se han aplazado. La peregrinación más antigua la tenemos en el Cerro de la Cabeza, en Sierra Morena, en donde se rinde culto a la advocación de la Virgen de la Cabeza, 'La Morenita', que según la tradición se apareció en 1227 a un pastor; patrona de los iliturgitanos y de la diócesis de Jaén; reúne, como 'Reina de la familia', a millares de visitantes. La patrona jienense por antonomasia es la Virgen de la Capilla, aunque su festividad se celebra el 11 de junio —cuando la tradición conmemora que descendió del cielo a la ciudad de Jaén—; la ingente actividad formativa promovida por su afanosa cofradía, como el cinefórum de la película 'Amanece en Calcuta', alumbra la inteligencia y el corazón mariano que refulge de la 'Estrella de la mañana' y del 'Trono de sabiduría'. La 'Esposa del Espíritu Santo' se convierte en Madre de misericordia y de esperanza, 'Refugio de los pecadores', de ese millón de peregrinos del Rocío, que, entre carretas y bueyes, con el polvo del camino almonteño y el barro de las marismas, reciben la gracia del sacramento de la confesión.

En cada rincón del mundo la Madre de Cristo se erige en mediadora de todas las gracias, como en las bodas de Caná: Guadalupe en México, Fátima en Portugal (guardo especial recuerdo de la peregrinación de 2017 con mis amigos Braulio, Gabriel, Ramón…, en el centenario de sus apariciones), Lourdes en Francia, Loreto en Italia, Medjugorje en Bosnia, Czestochowa en Polonia, Nuestra Señora de She Shan en (Shanghái) China, Inmaculada Concepción en (Columbia) EE.UU., Luján en Argentina o Aparecida en Brasil. Desde España hemos contribuido a la evangelización del Nuevo Mundo, por algo san Juan Pablo II se despedía en 2003 en la Plaza de Colón de Madrid con aquél: «¡Hasta siempre tierra de María!». Que en nuestra nación –tan vinculada a las Navas de Tolosa ('Auxilio de los cristianos'), Lepanto ('Reina del santo Rosario') y la Hispanidad ('Alivio de los migrantes' y 'Consuelo de los afligidos')– existan 4.300 santuarios y ermitas dedicados a la Virgen, significa que cada ciudad o pueblo se acoge al amparo del Pilar, Covadonga, Begoña, Montserrat, Desamparados, Almudena, Torreciudad, Merced, Victoria, Reyes, Araceli… De forma especial se nota que es Madre nuestra en 'Andalucía: tierra de María Santísima', lo que explica la 'Causa de nuestra alegría'. Como madre le gustan los piropos: «Más que Tú sólo Dios»; por eso acudimos como romeros a la 'Madre amable', a su 'Omnipotencia suplicante': 'Madre de la Iglesia' y 'Reina de la paz'. Cada uno encuentra el lugar preferido para impetrar ante tanta indigencia. Algunos acuden en romería corriendo –que lo diga mi amigo Joselete— hasta la cima de los 1.614 metros de altitud, que preside Nuestra Señora de Jabalcuz (en la cara norte del refugio del guarda); bajo la protección de la imagen más alta de la provincia (lleva las invocaciones: Virgen fiel, Virgen poderosa, Virgen clemente y Reina de los apóstoles), bendecida por don José María Martínez Doral, ya en Cielo, y colocada con cariño por Jose y José Manuel. Otros se trasladan en bicicleta desde Jaén hasta el santuario de la Virgen de la Villa en Martos, durante un trayecto de 60 kilómetros de ida y vuelta por la vía verde; está situado sobre un cerro rocoso, baluarte dentro del recinto del castillo de la villa, cargado de historia desde que se incorporó en 1225 al reino de Castilla. San Bernardo recomienda ante las dificultades: «Si se levanta la tempestad de las tentaciones, si caes en el escollo de las tristezas, eleva tus ojos a la Estrella del Mar: ¡invoca a María! El autor de Camino (punto 513) abre su alma: «Antes solo, no podías… —Ahora, has acudido a la Señora, y, con Ella, ¡qué fácil!».