La rueda vieja

Huesos de aceituna ·

Aprendí entonces que hay momentos en que una rueda no soporta un pinchazo más porque no le caben más parches ni pegamento vulcanizante

Sábado, 5 de junio 2021, 00:21

En mi adolescencia, heredé de mi hermano una bici de carreras, con marco pesadísimo de hierro, a la que maltraté durante más tiempo del que hubiese deseado. Mis amigos ya disponían de flamantes bicis de montaña, con aquellos primeros sistemas de cambio Shimano, que provocaban ... un deseo casi irrefrenable de adentrarse en lo más profundo de la Sierra de Cazorla. Subido a mi trasto de finas ruedas y, por qué no decirlo, a lomos de mi bien ganada fama de testarudo, me dispuse a salir con ellos a rodar por las pistas forestales y caminos que vertebran el entorno natural cazorleño. Y, como no podría haber sido de otro modo, los pinchazos en ambas ruedas se sucedieron hasta que el problema ya no eran los incontables parches adheridos a las recámaras, el problema eran las propias recámaras, que ya no había forma humana de reparar. Así que, como los que me acompañaban eran de esa especie de amigos que jamás te dejan tirado, ya oscureciendo me acompañaron a pie y entre risas con sus extraordinarias bicis –o a mí me lo parecían entonces– a un lado. Nunca podré olvidar la imagen del aquel gigantesco sapo y sus luminosos ojos en la noche cerrada a la vera del Río Borosa. Pero no se apenen por mí, en pocas semanas ya tenía yo entre las piernas mi nueva y esplendorosa Orbea Sherpa, que luego regalé a mi sobrino tras muchos kilómetros y la evidencia de que ese potro de tortura no era lo mío.

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Aprendí entonces que hay momentos en que una rueda no soporta un pinchazo más porque no le caben más parches ni pegamento vulcanizante. No hay manera de que la cubierta y la llanta contengan ese amasijo de goma con las garantías de seguridad suficientes para el ciclista. Así que, cuando la negra, lisa y brillante recámara, que aseguraba una experiencia ciclista plena y feliz, es ya irrecuperable, tan solo queda tirarla a la basura y sustituirla por otra nueva.

Y dirán ustedes, ¿por qué nos cuenta esto? Verán, estos días he rememorado aquella experiencia a través del viejo-nuevo escándalo que vuelve a sacudir al Partido Popular. Recuerdo cuando, recién nacido, estaba ya en el ojo del huracán con el caso Naseiro, archivado por irregularidades en la instrucción del sumario, que llevaron a que el tribunal ordenara la destrucción de las cintas inculpatorias con las conversaciones de los implicados, entre los que se encontraba Eduardo Zaplana. En una de ellas, Vicente Sanz, secretario general del PP de Valencia en 1990, habría pronunciado la siguiente frase: «Estoy en política para forrarme». Con estas pesquisas se topó José María Aznar solo ocho días después de que Manuel Fraga le nombrase presidente de este partido. Pero eso era cosa del pasado y él no estaba allí.

Luego llegó Mariano Rajoy, que se dio de bruces con el caso Gürtel, ese que «no es una trama del PP, es una trama contra el PP», según sus propias palabras. Esta y otras causas paralelas o adyacentes se han llevado por delante varios pesos pesados de la etapa Aznar, como el propio Zaplana, Rodrigo Rato, Jaume Matas, Luis Bárcenas… y aún están siendo investigados varios más. Además, el propio partido ha sido condenado a título lucrativo. Pero eso afecta a otros, porque «jamás me ocupé de la contabilidad», declaró Rajoy ante el tribunal.

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Y ahora tenemos a Pablo Casado, como sus antecesores, haciéndose el sueco ante las presuntas y no tan presuntas evidencias de corrupción dentro de su partido. Porque esta semana hemos sabido que Dolores de Cospedal y su marido han sido imputados en el caso 'Kitchen', derivado del caso 'Gürtel' por el espionaje al que se sometió a Barcenas y su familia, presuntamente para encontrar y destruir las pruebas que atesoraran contra el Partido Popular. «Yo no tenía ningún cargo de responsabilidad, entonces», asegura Casado. Pero no es verdad. Además de ser, desde muy joven, una de las promesas de esta formación desde las Nuevas Generaciones y los platós de televisión, se sabe que Rajoy lo nombró vicesecretario y portavoz de la campaña del partido para las elecciones autonómicas y municipales en 2015, cuando aún era presuntamente espiado el extesorero. Esto, sin mencionar que el apoyo final de Cospedal fue decisivo para que el actual líder conservador venciera en las primarias a Soraya Sáenz de Santamaría.

Pinchazo tras pinchazo, parche tras parche sin cambiar la rueda. ¿Merece España circular subida a esa bici a punto de estrellarse? Ustedes verán.

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