Sexta ola con postre envenenado

Puerta Real ·

Si no hay milagro –y eso ya no abunda–, la nueva y peligrosa variante sudafricana de la covid nos va a chafar la Pascua

Esteban de las Heras Balbás

Sábado, 27 de noviembre 2021, 23:53

Soportamos diariamente a tanto saltabalates, tanto huelebraguetas, tanto censor y tanto tuercebotas que el ánimo no da más de sí. Y encima nos viene la sexta ola de la covid, adobada con una peligrosa variante sudafricana. Estoy vacunado contra esta peste y la gripe, contra ... el independentismo asilvestrado y sus apóstoles, contra las 'influencers' y sus necedades, contra los negacionistas y sus conspiraciones, contra Baltasar Garzón y sus recetas; incluso contra los dudosos comités de expertos, pero para las majaderías de esta semana no hay vacuna.

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Íbamos bien, pero diciembre se presenta chungo. Si no hay milagro –y eso ya no abunda–, la nueva y peligrosa variante sudafricana de la covid nos va a chafar la Pascua. Europa va a cerrar o ha cerrado ya fronteras y aeropuertos, aunque eso es como intentar llenar de agua una cesta de mimbre. Lo vienen avisando las Bolsas estos días y no hay mejor detector del peligro que el dinero. El pánico ha vuelto a los mercados bursátiles. La gente ha reservado mesas para las comidas de Navidad, porque toda apuntaba a que la sexta ola iba a ser más floja, pero llega con el postre envenenado de la nueva variante y va a dejar a más de uno sin probar el pavo y los langostinos.

El gobierno también se ha encargado de que más de uno se quede sin comer pavo. Los atronadores aplausos para celebrar la aprobación de los Presupuestos, con millones para acallar a las comunidades autónomas rebeldes, mientras Granada se queda a dos velas, indican que los diputados socialistas prefieren loar al jefe en vez de sacar a la provincia de su marasmo. Ya aplaudieron hace un par de semanas, en lo de Espadas y Pezzi, cuando la ministra de Hacienda –médica y madre, como la dirigente de Más Madrid– dijo aquello de que los tribunales habían quitado un impuesto municipal, pero que ese mismo lunes ellos lo iban a reponer. Qué bochorno. Era como un '¡Vivan las caenas!' del siglo XXI que dejó en pañales a los forofos del rey felón Fernando VII. En fin, que pagaremos más para que –entre otras sinecuras y bicocas– los niños de Cataluña, Baleares, País Vasco y Navarra no puedan aprender español. Y a Granada, ni la pedrea. Manda huevos. En Europa bajan los impuestos; aquí los suben con una algarabía y aplausos que ya quisiera Morante en la Maestranza. Como remate, PSOE, asociados y Vox, ¡Mare de Deu!, han tumbado los presupuestos de Juanma Moreno. Alguien tiene que decirle que ir de bueno, en estos tiempos, es insensato. Ayuso, que sabe de eso, se lo avisó delante de todo el mundo, pero él se limitó a levantar, escéptico, la ceja. Debería saber que la ceja es para los paniaguados de Zapatero, para sujetar el cráneo de Odón Elorza en su arrebato de ira pidiendo paz para los del hacha y la serpiente, y para la chulería de Rufián con aire de 'pijoaparte'. De ellos es el poder y la gloria: amén.

¿Y Granada? Como siempre. Se habla, se comenta, se discute y a otra cosa. Hace dos semanas tocaba el Corredor Mediterráneo; la semana pasada, las cuevas de San Miguel; esta semana, el Palacio de Congresos; la que entra podría seguir con el Valle del Darro, y ya nos metemos en Navidad, para, con el nuevo año, darle otro repaso al Metro, la capitalidad cultural, la contaminación ambiental…, y así hasta que salga la Borriquilla.

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