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Una sierra para leer

Una sierra para leer

El Zaguán ·

Sábado, 3 de agosto 2019, 23:47

De cara a esta época veraniega y vacacional surgen por diferentes partes un sinfín de listas y recomendaciones con propuestas de lectura para estas fechas. Pensando en ello he recordado como hace unos días hablaba con José María Molina, director-conservador del parque natural Sierra ... de Andújar, de diferentes libros cuyo contenido se centra en este espacio natural protegido. Y destacábamos algunos de ellos como relatos de gran altura, algunos para mí extraordinarios, dignos de estar en cualquier nómina, de carácter nacional, de estos libros «estivales» (y por supuesto recomendables en cualquier otra época del año), no sólo por su gran calidad literaria, sino por su tono descriptivo, por su manera de llevarnos a diferentes épocas y mostrarnos cómo se vivía en esta parte de Sierra Morena y desentrañarnos en negro sobre blanco inmensas escenas naturalistas, también cinegéticas, y del costumbrismo de una parte de nuestra geografía y de nuestra historia que tal vez no conocemos lo suficiente. Comentamos como ya Alfonso XI, en su Libro de la Montería, de mediados del siglo XIV, hace referencia a los bosques y a la abundancia de ciervos y jabalíes, incluso relata la existencia de osos, que había en estos parajes, que luego fueron ensalzados por un impar número de autores como en apartado cinegético la obra de Antonio Covarsí: Trozos venatorios y prácticas cinegéticas (Madrid. 1911). En nuestra conversación nos detuvimos con especial deleite en la obra Las Monterías en Sierra Morena a mediados del siglo XIX. Narraciones de caza (1906), de Pedro de Morales Prieto. Muy al contrario de lo que el título puede vaticinar (un a centrada en estadísticas de cotos, o de específicas referencias venatorias) estamos ante un gozoso relato de la excursión que siete amigos de Arjona organizaron durante cinco días a la Sierra, contado por un hombre que, periódicamente y desde su más corta edad, había recorrido las tierras casi vírgenes de la cuenca del Jándula. He leído en diferentes ocasiones la cuidada edición facsímil que la Diputación Provincial de Jaén editó en 1990 y cada vez más me deslumbro más con los episodios de los personajes de la obra, con los descubrimientos que nos hace de las costumbres de aquella época, donde en muchos casos aún la caza era toda una auténtica aventura novelesca. Esta obra tiene un capítulo donde un jabalí toma la voz y relata de un modo incomparable sus vicisitudes en los pagos de la sierra andujareña. Personaje, este jabalí del que «bebe» y mucho Jaime de Foxá y Torroba para escribir su Solitario, Meditaciones y andanzas de un Jabalí (1960), una obra que tuvo un extraordinario éxito en su época, no sólo por las cualidades de la misma, sino por la influencia social y política de su autor. Ingeniero de montes de profesión, era miembro de Falange Española desde 1933 (con el carnet 38).​ Fue jefe provincial en Madrid de FET y de las JONS, además de teniente de alcalde del Ayuntamiento y diputado de la Diputación Provincial de Madrid. Fue procurador de las Cortes y miembro de la Junta Nacional de la Hermandad de Alféreces Provisionales. ​Era hermano del escritor Agustín de Foxá, con gran ascendencia en el franquismo. En la zona de Andújar tuvo momentos de gran ascendencia y fue el mantenedor de los Juegos Florales de la Recoronación de la Virgen de la Cabeza, y auspiciador del pregón de su Romería, siendo su primer pregonero. En la Carretera al Santuario de Sierra Morena se erigió un monumento a Solitario. Fue gobernador civil de Toledo, presidente de la Federación Española de Caza,…,. Se le concedió el título de conde de Rocamartí. Las correrías de Solitario, descritas con todo lujo de detalles con una atención muy cuidada hacia la toponimia, tienen magistrales reflejos.

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