Los 15 años que se cumplirán este próximo 3 de mayo de la desaparición en el Algarve portugués de la niña Madeleine McCann no solo constituyen el penoso recordatorio del tiempo transcurrido sin noticias de la pequeña y del padecimiento de sus padres, sino también ... el listón jurídico fijado en el país vecino para la prescripción de los hechos investigados. De ahí que la acusación formal planteada por la justicia lusa contra el ciudadano alemán Christian Brückner abra un hilo de esperanza sobre la posibilidad de esclarecer, al fin, qué sucedió con Madeleine aquel día funesto en el que se perdió su rastro cuando apenas tenía 3 años. Pero que también suscita dudas, alimentadas por la defensa del acusado, sobre que se trate de una mera maniobra legal para evitar el archivo del caso. Resulta inimaginable el infierno soportado por los McCann ante la pérdida de su hija y sin saber ni dónde se encuentra ni qué ha sido realmente de ella; unos progenitores que se vieron señalados en su día, además, como sospechosos de la desaparición. Quince años después, el rostro inocente de Madeleine ha regresado de las sombras para recordar que nada se conoce sobre su suerte y que el caso sigue reclamando la justicia pendiente.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad