En estos días cuando escuchaba las soflamas del presidente Sánchez contra todo lo que no es de su agrado, no podía evitar pensar en las causas que provocaban sus ataques a los que eran sus aliados, compinches o aduladores y público en general. Normalmente estas ... situaciones son producto del desengaño y el despecho dada la irracionalidad y rabia que manifiestan, pero, en cualquier caso, evidencian la pérdida de apoyos y el rechazo social que sufre el personaje dada su trayectoria de manipulación, engaño y abusos que viene demostrando con el ejercicio de lo que considera gobierno y que no es otra cosa que una apuesta despótica por mantenerse en el poder.
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Según el relato bíblico, Nabucodonosor rey de Babilonia, tuvo un sueño sobre una gran estatua cuya cabeza era de oro, pecho de plata, abdomen de bronce, piernas de hierro y pies de barro cocido, pero una piedra que vino rodando la destruyó. El profeta Daniel, que andaba cautivo como los judíos de su época, interpretó el sueño como la destrucción de los imperios, con lo cual el Gran Rey quedó muy preocupado y mostró su sumisión al verdadero Dios. Esta leyenda ha dado origen a toda una mitología e interpretaciones simbólicas, pero que se viene también presentando para hacer comprender a muchas personas que, por muy poderoso que parezcas, si tienes los pies de barro no eres nada y en cierta medida esa analogía se le podría atribuir al presidente Sánchez; pero reflexionando sobre ello, pude comprobar que no se ajustaba a este personaje, entre otras cosas porque los materiales que configurarían su estructura figurada serían menos nobles, solo lo de los pies de barro puede asociarse a su realidad, así que me puse a pensar en otro babilonio más ajustado al relato de este personaje y además de que no estoy por la destrucción de nadie. Así que me estaba olvidando del tema cuando las musas me obsequiaron con una canción de Ana Belén que interpretaba en la película 'La corte del Faraón', de José Luis García y Azcona con un magnífico plantel de actores y realizada en 1985. La canción no podía ser más sugerente: «Ay, Ba…Ay, Ba. Ay Babilonio que mareas. Ay,ba Ay,Ba,... Ay vámonos pronto a Judea». Y esto era lo que en realidad pensaba sobre el futuro del presidente, que se vaya para Judea, pero al desierto del Neguev a estudiar la cultura hidrológica de los nabateos y nos deje tranquilos ¡Qué tipo más pesado! Y ahora con los 50 principales en la Moncloa entonando el... «vamos a contar mentiras tralará..» resulta insufrible y su intervención en el Senado de alipori.
Pero volviendo al plano de lo cotidiano, no sé lo que me pasa cuando oigo tanto disparate como apuesta de gobierno de este elenco de ministros y ministras para hacer frente a la situación nacional; ya ni me indigno, solo me aburren, no ya por su evidente incompetencia, es que son tan reiterativos, tan pesados, que acaban con cualquiera… y encima tenemos que pagarle una pasta gansa en sueldos y regalías, sin olvidar los pufos que dejarán tras su marcha del gobierno como ya lo hizo su maestro Zapatero.
Ya solo me queda el lamento ciceroniano ¡Hasta cuando abusarán de nuestra paciencia!... y como último recurso, enviar a la tuna universitaria cantándole «que se vaya, se vaya… y no vuelva más».
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