El tranvía también es culpa de Putin

El nuevo horizonte ahora es «principios de la próxima legislatura». El primer año va a ser que no porque en mayo de 2019 hay elecciones municipales y porque apenas se ha hecho nada, más allá de los papeles. De los tres años y medio de legislatura, dos y medio fueron para firmar un nuevo convenio en cuyas bases estaban de acuerdo de inicio Junta y Ayuntamiento, otro medio fue para recoger las llaves de las cocheras y el resto, en este año ya, para sacar a concurso la puesta a punto de la infraestructura, que ha quedado desierto. Y aunque no hubiera quedado, no habría dado tiempo. Sí se adjudicó la puesta a punto de los tranvías (Alstom) y el servicio de vigilancia. Y pare usted de contar, en tres años y medio.

Y si eso ocurre con un proyecto terminado, ya me dirán los que no están ni se les espera. Eso sí, el presidente animó a invertir en la provincia, que tiene «muchas potencialidades», dijo, y puso el ejemplo del Grupo Avanza al que visitó en Geolit, un parque tecnológico que no tiene acceso directo a la autovía pese a estar al lado y cuyo proyecto técnico se guardó en un cajón y tres años después se han puesto manos a la obra, sin mucha reivindicación tampoco en este caso de los empresarios allí instalados o que quieran hacerlo. Eso sí, Geolit es «un enorme impulso para Mengíbar y Jaén, un motor de investigación y empleo», dijo.

Una visita bien planificada, de economía y empleo por la mañana y de asuntos sociales por la tarde, en la Fundación Andaluza para la Integración Social de Personas con Enfermedad Mental (Faisem). Y un paseo electoral al mediodía y comida en la plaza de la Constitución, a cien metros del tranvía. Una visita a ratos de presidente, a ratos de candidato, bien secundado por la plana mayor del PP y de la candidatura. Una visita sin apenas anuncios, nada que ver con la de 2018 cuando era oposición y desgranó planes y proyectos.

El anuncio fue el martes en Málaga: el nuevo hospital Doctor Pascual. En abril fue la visita a las obras previas de otro, el Nuevo Hospital de Málaga, y la inauguración de la estación de metro más grande de Andalucía para la línea 3, en Málaga.

«¿Hasta cuándo vais a aguantar los jienenses con esta situación de agravio y maltrato permanente? Jaén necesita un revulsivo y lo necesita ya», se preguntó en noviembre de 2018.

Y como pintamos menos que Jacinto en su boda, aquí solo vienen en campaña, como Sánchez a Torredelcampo, a pedir el voto o catapultar al candidato, Juan Espadas, que falta le hace. El exalcalde de Sevilla, con más perfil de gestión que de oposición, se trabaja la geografía pero no arranca. Le falta alguna salida de tono, alguna 'ayusada' carne de 'meme' o convocar a la puerta de un puticlub como Moreno en 2018, cuando el PSOE se lo puso a huevo.

O una denuncia bumerán en la junta electoral, como la que ha reforzado aún más a 'Olona la de Salobreña de toda la vida' (el PSOE recorta ligeramente distancias con el PP, pero más por Vox que por otra cosa); o una denuncia táctica como la de Jaén Merece Más, que ya ha conseguido notoriedad, pues alegar que el eslogan 'Andalucía quiere más' es un plagio del nombre de su partido suena a eso. No la notoriedad de Por Andalucía vetando en los debates a Adelante Andalucía, entre todos la mataron y ella sola se murió, ni la notoriedad de buenas noches Marín desmarcándose ahora de Juanma, a buenas horas mangas verdes (¿o serán naranjas, o incluso azules?).

Quedan tres semanas.