Un tranvía llamado deseo y amnesia
Análisis ·
Nació político y sigue igual: solo funciona cuando el mismo partido gobierna Jaén y Sevilla. 14 años imperdonables de culebrón que han privado a la ciudadanía de una inversión hecha.Análisis ·
Nació político y sigue igual: solo funciona cuando el mismo partido gobierna Jaén y Sevilla. 14 años imperdonables de culebrón que han privado a la ciudadanía de una inversión hecha.Resulta difícil hablar de otra cosa en esta voltereta a la actualidad de la semana que es la trepolina, después de la terrible tragedia vivida en Linares. No hay palabras. Bueno, sí, que las condolencias son obvias y necesarias pero no suficientes. Esta crueldad tan ... retorcida requiere una reflexión de las autoridades, y de todos, como poner más medios y, quizá, endurecer las penas. En Alcalá, por ejemplo, se acaba de confirmar la prisión permanente revisable para el asesino y violador de la menor. Pero doctores tiene la ley.
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El de Jaén es el tranvía del sonrojo. Cada vez que venía un forastero y se lo explicabas te miraba con cara de 'estos de Jaén son tontos, lo tienen acabado, más de cien millones gastados, lo han visto circular y ahí siguen callados'. Sus enemigos llegaron a decir que era un transporte del siglo XIX, que es un peligro y que había que arrancar las vías. Su paletismo les habrá evitado viajar y no ver cómo Europa se ha hecho 'vintage'.
El tranvía nació político, en aquella 'alineación de astros', como la llamaban, con las cuatro administraciones gobernadas por el PSOE. En la campaña a las municipales de 2007, el todopoderoso virrey 'arevaliano' de Zarrías aparcó un tranvía linarense en el Bulevar jienense. Con un par. Lo que quedaba de Santana era de la Junta, y lo que era de la Junta era de Gaspar. Las largas mayorías absolutas tienen a veces eso. Pero sin Gaspar, la Junta no habría entrado en Santana para intentar evitar el naufragio total tras el 'sayonara' de Suzuki. Pero esa es otra historia.
El PP, dividido y agostado, perdió la capital, no por el tranvía, que también, y Carmen Peñalver se convirtió en la primera alcaldesa. Lluvia de inversiones, unas acabadas y otras no. El primer convenio tranviario fue en enero 2008, las obras comenzaron en junio de 2009 y acabaron en febrero de 2011. Un récord. El PP de Fernández de Moya sabía que con tranvía Peñalver seguía – nada presagiaba aún la Gran Recesión y la debacle de Zapatero y del voto socialista – y del 'sí al tranvía pero con otro recorrido' pasaron al más directo 'No al tranvía', con firmas, dípticos y abrazos a árboles. Y con contactos. Autobuses Castillo pidió al juez la paralización cautelar de las pruebas obligatorias con pasajeros porque decía que el tranvía le hacía la competencia, pese a tener garantizado el equilibrio financiero municipal – ¡qué favor le hizo Julio Millán al actual PP trayendo a Alsa! – y el juez lo paró. Kafkiano.
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El PP recuperó la alcaldía en 2011, pero no todos era negacionistas y en 2012 acordaron con Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña – ya eran 'indepes' pero bueno – hacer un estudio de viabilidad del tranvía. Salió deficitario, como todos los transportes públicos – luego se supo que no tanto como se dijo – y el alcalde que en campaña prometió no subirse al tranvía dijo que de las tristes arcas municipales no salía un euro (para otras cosas, ya si eso). El 'No al tranvía' aún resonaba y a media ciudad le habían hecho creer que el tranvía mató a Manolete y era culpable de la ruina municipal, aunque por entonces el Ayuntamiento no había pagado nada.
En 2013 entregó de mentirijillas las llaves del tranvía en San Telmo y en 2015 le relevó Javier Márquez, que como concejal de Urbanismo había propuesto hasta una segunda línea, aunque la idea hicieron que le durara un cuarto de hora. Pero ya como alcalde llegó a un acuerdo en 2018 con Felipe López, consejero de Fomento, y hasta con Reyes Midas. La Junta ofreció pagar el 75% del déficit de explotación y hacerse cargo de la gestión. Todo un avance respecto a 2008. Pero se acercaban las elecciones y al acuerdo descarriló. El Ayuntamiento quería pagar también solo el 25% de la compra de los cinco tranvías – el dinero lo adelantó la Junta en 2010 gracias a una adenda de la consejera Mar Moreno – y la Junta alegó que los trenes no eran gasto de explotación. Y vuelta la mula al trigo.
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En estas llegó Juanma Moreno a la Junta. El PP, en Sevilla y Jaén. Nueva alineación. Moreno aceptó la propuesta de Márquez y se anunció el tranvía para final de 2019. Pero a mitad de año se desajustaron los astros. Entró de alcalde Julio Millán (PSOE) y en su primera reunión con Moreno le pidió el tranvía en los términos acordados por su antecesor. Pues tararí que te vi. Cuatro años mareando la perdiz como un hámster en su rueda. Convenio por aquí, convenio por allí, ¿dónde está la bolita? En 2020, Moreno prometió en Úbeda que antes de 2023 estaba. Pues ya vamos por 2025. Catorce años harán desde Castillo y el juez.
Esta vez parece que sí. Moreno garantizó en campaña al actual alcalde, Agustín González, ya sin blog, que ambos se montarían en el tranvía. Menuda pedagogía política para el ciudadano: solo cuando gobiernan los míos se construye y solo entonces se pone en marcha.
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La otra noche, esperando en las cocheras a puerta gayola la salida del primer tranvía después de tanto, fue inevitable no pensar en el despropósito y la injusticia de catorce años privándonos de una inversión y de un transporte cómodo, rápido, accesible, limpio... y acabado. Por eso, cuando después lo ves circular, no sabes si reír o llorar. Por suerte, los negacionistas ahora son pocos, aunque muchos de los que ahora se suben al carro del tranvía no reivindicaron entonces.
Hay una regla no escrita en política: cuando algo se inaugura se olvidan de golpe todas las quejas por las obras. Con el tranvía querrán que se olviden 14 años vergonzosos. Pero no se puede. El tranvía es, en parte, un fracaso colectivo, de todos, de unos más que de otros. Pero ya está en la calle.
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No solo de tranvía vive Jaén. En el Ayuntamiento, pelillos a la mar, lluvia de sonrisas por Navidad en este ciclotímico Jaén Merece Más. Frente al cabreo, otro más, de la semana pasada, en esta todo fue alegría y alborozo, y el alcalde (PP) y la edil de Cultura (JM+) presentaron el programa navideño con la digestión hecha de un plan de ajuste que sin embargo no cambia tanto: mantiene la subida de una tasa (CSIF habla de «varapalo a la Universidad Popular») y suprime otra, prevé ingresar 1.200.000 euros por 'el cobro de varios cánones', cambia un 'parking' futurible por otro igual y se incluyen ingresos por la Caja de Música que está también sin hacer. «Medidas que no son viables», decía el portavoz de JM+ en otro capítulo de Pedro y el lobo. Pedro o Juanma, al que siguen esperando, como a Godot, para decirle a la cara que los presupuestos no les gustan. El PP, que ya le ha tomado la medida a JM+, prepara las enmiendas del migajeo. Y las horcas caudinas. Y pelillos a la mar.
La cátedra de Propaganda del consejero Villamandos anuncia que las universidades públicas andaluzas prevén un superávit de 20M a final de año. No dice que eso será si la Junta les paga los 87 prometidos y que las previsiones las han tenido que hacer con el nuevo modelo porque de lo contrario no les dejan utilizar los remanentes (ahorro) para, por ejemplo, en el caso de la UJA, ultimar el edificio de Medicina. Tan contentos están en la UJA que no lo van a inaugurar, ahorrándole el viaje al consejero, mientras no cobren lo prometido en el mes que queda.
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Y espadas en alto, Juan, en el congreso federal del PSOE. En octubre dijo en Jaén que aún no tocaba el andaluz y, ayer, Reyes volvió a decir lo del río y el puente. Pues el río ya suena y, de momento, reconocimiento a la labor de Espadas pero sin apoyo expreso. El decisivo PSOE jaenero nada y guarda la ropa, mientras busca qué puente y hacia dónde sopla el viento de Ferraz (en el abrazo de ayer con Sánchez no dio tiempo). Eso y mantener el número dos.
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