Aquí la cosa está en que los investigadores que manipulan el virus covid en el CSIC de Granada no han sido vacunados aún, seguramente porque ni los ven imprescindibles ni tienen la edad para la Junta. Eso debe pensar la Consejería de Salud andaluza, y ... les ha escrito una carta en la que se les niega la vacunación, tal cual y exactamente así que si eso, añado yo, pueden dejar de investigar. Además de pagarles cuatro perras-gordas, no se acercan hasta ellos hasta que no descubren algo como fruto de investigaciones duras, largas, con todos los riesgos que conlleva trabajar con estos bichos. Entonces, nuestras autoridades corren prestas a hacerse las fotos de rigor con ellos, a ponerse medallas, a vender su moto. Estos investigadores, con edades alrededor de treinta años, se plantean incluso acudir a otras tierras hispanas a que los vacunen, porque como aquí no se les echan cuentas, pues a emigrar hasta para vacunarse (que parece ser el deporte favorito de la derecha gobernante, poner a los jóvenes donde los valoran: fuera). No quiero pensar que la negativa viene derivada a que estos científicos trabajan en el CSIC, perteneciente al Ministerio (no del Tiempo, de Ciencia), y la Junta diga que los vacune Sánchez, que es el culpable de todos los males del universo. Es de suponer que no será por eso, pero tampoco es creíble que se le niegue la vacuna a quien lleva meses buscando soluciones científicas a este malaje que nos mata. Eso sí, para echar culpas sí se está presto. Gracias, consejero, usted sí que entiende.

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