En política, como en la vida, conviene ir ligero de equipaje. Y si no que se lo pregunten a los diputados, senadores o candidatos a serlo que se han quedado colgados de la brocha. Pedro Sánchez demostró su poderío en el comité federal del pasado ... domingo, especialmente frente a Susana Díaz. Ambos tomaron nota ante una partida que está por jugar pero pinta mal para la andaluza. El secretario general de los socialistas parece el mejor ejemplo de ave fénix, renacer de sus propias cenizas. Volver a Ferraz y llegar a la Moncloa, después de lograr por dos veces consecutivas los peores resultados parlamentarios en la historia de su partido tiene algún mérito, no podemos negarlo. Y más si permanece en ella.
La encuesta de GAD3 que hoy publica IDEAL refleja, como observarán en los datos provinciales y en toda Andalucía, el avance socialista. El valor de los estudios demoscópicos es hacer la fotografía de la intención de voto en un momento determinado, pero ante un escenario todavía muy volátil en el que las propias encuestas y el clima de opinión pública pueden provocar ciertas movilizaciones.
El voto oculto a Vox emerge ya con naturalidad para ocupar un espacio que el Partido Popular ha perdido por su derecha, con el riesgo de quedarse con unos resultados dramáticos. Los de Abascal irrumpirán en el Congreso con fuerza, pero quizá menor que la que tuvo Ciudadanos o Podemos en su momento. Precisamente, la extrema izquierda recupera este fin de semana la presencia de Pablo Iglesias, después de sufrir la grave hemorragia que supone la salida de Errejón y sus afines. Los morados han tocado techo con las incoherencias personales de su líder y la 'podemización' de los socialistas, cuya mejor versión son los últimos 'viernes sociales'. En el otro extremo, Vox ha marcado el paso y la tendencia tanto a PP como Ciudadanos, pero sus posturas con temas como la posesión de armas o la inmigración les delata. Nada se les puede objetar por el fichaje de ex militares de alto rango, senda que inició Podemos, pero sí el de otras personas que no parecen ser para nada modelos de convivencia.
Ciudadanos se debate en el ser o no ser. Se juega ocupar la tercera fuerza política y servir de bisagra para un lado u otro, pero no de muelle o muñeco tentempié carente de una línea sólida propia y diferenciada con la que conseguir a su electorado. Peor problema es el que padece el PP de Pablo Casado, blindado en las listas con sus más afines y por ver que sean mejores por méritos y capacidad que los orillados, con un grave coste para la digestión interna en un partido con gran militancia y capilaridad que puede sentirse defraudada y perjudicada ante otra convocatoria tan trascendental como las municipales tan inmediatamente después. Lo apuntaba al principio, no todos vienen para quedarse. ¿No les parece?
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