Andaluces -y andaluzas- levantaos

El sector más perjudicados fue servicios, seguido de agricultura y construcción. Hay que decir que Almería es la provincia que menos ha colaborado con sus cifras de paro, 893 desempleados o desempleadas, aunque citando la sabiduría popular «Mal de muchos, consuelo de tontos».

Sin embargo, aunque no creo que tengamos la exclusiva de dejarnos llevar y justificar nuestra típica indolencia, este refrán parece que nos consuela cuando hablamos de la sanidad o de las desigualdades. El Instituto Nacional de Estadística ofrece, en los resultados de su Encuesta de Condiciones de Vida, el dato positivo de que a lo largo de 2024, el porcentaje de población en riesgo de pobreza y exclusión social bajó en un 25,8 algo más de un punto con respecto a 2023, y aunque sea un dato positivo, el alivio que pueda generarnos no nos debe llevar a perder de vista la situación de las personas que suponen el 75% restante. Andalucía es la comunidad autónoma con mayor tasa de riesgo de exclusión social, más de dos millones y medio de personas, el 30% de la población, se encuentran en riesgo de pobreza y de ellas, solo 7 de cada mil reciben la Renta Mínima de Inserción. Esto es 30 personas de cada 100 o lo que es lo mismo, 3 de cada 10 personas en Andalucía vive en riesgo de pobreza, haga la cuenta de a cuántas personas que se encuentran en esta situación conoce usted y a lo mejor ni lo sabe.

Podemos ir más allá, porque según datos del Observatorio de Desigualdad de Andalucía, el 10'6% de la población andaluza sufre carencias económicas y sociales severas, el 7'6% no puede permitirse comer carne, pescado o similares veganos dos veces a la semana, el 20'2% no puede mantener una temperatura adecuada en sus hogares durante el invierno, el 44'4% no puede afrontar gastos imprevistos, el 16% se retrasa en los pagos hipotecarios o en las compras a plazos, el 16'5% no puede participar en actividades de ocio, el 8'7% no puede sustituir sus ropas estropeadas por otras nuevas o el 33'9% no puede sustituir muebles rotos o estropeado.

Más de una vez he afirmado que la pobreza es una vergüenza, pero por si a alguien no le queda claro cuál es su papel, matizo, la vergüenza no es para quien sufre esa pobreza, la vergüenza es la que deberíamos sentir los demás por permitirlo. A ver cuántos andaluces y andaluzas nos levantamos contra esto.