Decir no a la violencia

En septiembre, tras 17 meses de guerra en Sudán, más de diez millones de personas, la mitad niños y niñas, han debido abandonar sus hogares. Los trabajadores humanitarios han avisado de que más de 26 millones de personas padecen hambre en el país, se trata de la mayor crisis de hambre en el mundo hoy. Un año y medio de enfrentamientos entre ejércitos rivales ha dado lugar a la muerte de miles de civiles y a violaciones a mujeres y niñas imposibles de contabilizar. Todo esto, a pesar de las negociaciones de paz que ha venido dirigiendo EEUU en Suiza con mediadores de Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, a quienes conocemos como patrocinadores del Milán, el Real Madrid o del Arsenal, presentes en estas conversaciones ya que participan en el conflicto, como informa el comunicado de Emiratos del que se hizo eco hace unos días el diario La Razón. A las consecuencias derivadas de esta guerra, se suma ahora el brote de cólera que despuntó a mediados de septiembre debido a las fuertes lluvias.

Hace un año, por primera vez, António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, sentenciaba que Gaza se había convertido en «un cementerio de niños». Sus palabras hicieron temblar a todo el que las leyó o escuchó. Se hicieron eco de ellas los diferentes medios de comunicación y durante varias horas, ese cementerio cruel sin límites tomó forma en nuestro imaginario. Ha transcurrido justo un año de esa declaración de Guterres y, en estos meses, el cementerio ha ido derramándose por todo el territorio en conflicto como una mancha de humedad imparable. James Elder, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de UNICEF, asegura que cuando cese el conflicto, el precio que los hoy niños habrán de pagar serán traumas que los acompañarán durante décadas.

También cerramos septiembre con la publicación de los resultados del trabajo de la Comisión Internacional Independiente de Investigación para Ucrania que encuentra pruebas de tortura, por parte de autoridades rusas, a civiles y prisioneros de guerra ucranianos, tanto en suelo ucraniano ocupado como en Rusia. La comisión ha hallado indicios del uso sistemático de la violencia sexual como tortura, principalmente contra los hombres. Según cifras barajadas por la ONU, las muertes ascienden a casi 10.000, y los heridos a16.000. Diez millones de ucranianos son refugiados a la espera de que el retorno voluntario a su país sea posible.

Estos conflictos y los no mediáticos, que transcurren en otros puntos del planeta lejos de nuestra mirada y nuestra conciencia, no son ajenos a nosotros, no debemos evadir nuestra responsabilidad, ¿Qué hacemos?, recupero palabras de Gandhi, «Sé el cambio que quieres ver en el mundo», cómo cuesta ¿verdad?