Misoginia y patriarcado, justicia para todos
«Necesitan de mujeres victimizadas a las que defender la honra desde el más rancio paternalismo»
Yolanda Cruz
Miércoles, 29 de enero 2025, 12:21
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Yolanda Cruz
Miércoles, 29 de enero 2025, 12:21
A las mujeres que reclaman y/o exigen la igualdad real entre hombres y mujeres se las supone con ideología de izquierdas. Se circunscribe el feminismo a una corriente ideológica concreta para restarle valor, porque, ya se sabe, la defensa de los derechos humanos, la ... apuesta por el bien común y la elección de lo social y lo público frente a lo privado, o es de pobres o de progres, utilizando ambos calificativos con la más negativa de sus acepciones. Me agota porque las mujeres que no se definen políticamente porque no les interese, o no lo entiendan necesario, o simplemente porque estén de acuerdo con dicha afirmación, no apoyan a quienes luchan y exigen los derechos que permitirán que la vida de sus hijas, hermanas, sobrinas, nietas o ellas mismas sea mejor. Es decir, ¿eres feminista?, muy bien, eres progre. Las no progres no lo son o no saben, no contestan.
Hemos pasado de asistir a los esfuerzos por asimilar que se es feminista o se es machista, a saber que las medianías en esto no caben. Pero esa disyuntiva sigue picando a conservadores, liberales y progres. La respuesta es sencilla: estás a favor de la igualdad real entre hombres y mujeres o no lo estás, sin embargo, el patriarcado que aún sustenta nuestro orden social y la misoginia que en él subyace propician que la disyuntiva continúe.
El patriarcado recoloca a la mujer en una situación de clara inferioridad con respecto al hombre, pero también oprime a éste porque lo constriñe en una posición preestablecida que le priva de su individualidad y de su opción de elegir, de hacerlo, no solo se confrontaría con la mujer si no con los miembros de su grupo. Así, en la mayoría de los casos, el temor a las consecuencias del rechazo del clan misógino inclina la balanza en favor de este y el derecho a decidir se pierde. A esto se añade que, aunque instalados en el «bando superior», reconocerse machista no es algo que plazca a todos los integrantes del clan, solo a aquellos que asocian ese ser machista a características tales como la hidalguía, la virilidad y el afán caballeresco de defender a la mujer de otros hombres sobre los que prevalecen por su hombría y predisposición a mantener el orden. Pero para ello necesitan de mujeres victimizadas a las que defender la honra desde el más rancio paternalismo, que faciliten su papel de defensores de agresores y abusadores, especialmente inmigrantes
Ahora bien, si una mujer se sale del tiesto del victimismo denunciando ante la «justicia para todos» un abuso, como hizo Mouliáa denunciando a Errejón, hay que recolocarla en su sitio. Da igual que el denunciado sea progre, liberal o conservador, lo importante es que no es inmigrante y pertenece a una clase privilegiada, en este caso, la política. Ahí se hace frente común. Desde mis entendederas, el juez Carretero lo ha ilustrado perfectamente con el interrogatorio de manual de malas formas a Mouliáa. Los videos aún se encuentran en la red, vean, escuchen y juzguen ustedes mismos si existe alguna ecuanimidad en el modo de hablar y dirigirse a una y a otro.
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