Película de Goya

Me despido de Tarantino y doy un paseo por las plataformas digitales. En varias me encuentro con un epígrafe dedicado a los Goya, con una selección de algunas de las historias nominadas este año. Entonces hago un ejercicio de análisis y me sorprendo con la respuesta: guardo un cariño mucho más especial a las películas que vi en una sala. Y no hablo solo de que me parezcan mejores películas, es simplemente que las recuerdo bien. Recuerdo aquel cine, aquella tarde, la gente que tenía cerca.

La desgracia es que cada vez vamos menos al cine. Y lo digo así, en un plural muy inclusivo. Es cierto que no siempre se puede ir a la sala y que encontrarte en casa aquella película que no pudiste ver es una alegría. Pero le estamos perdiendo al cine el valor de la experiencia. Y eso nos va a pasar factura. No, 'El 47', 'La infiltrada', 'Segundo premio'... no son iguales en el sofá de casa que en la butaca de la sala. El maldito Quentin tiene razón.